Dos empresarios venezolanos anteriormente condenados en Estados Unidos (EE. UU.) como agentes no registrados del presidente Hugo Chávez (1999-2013) se anotaron una victoria importante en un tribunal de Miami en una larga lucha por el control de la aerolínea venezolana Avior.
Aunque Avior Airlines se ha quedado en tierra por las sanciones estadounidenses y la pandemia de coronavirus, los inversores esperan recuperar algunos de sus activos, incluida una aerolínea regional en Colombia.
Un juez del circuito de Miami rechazó esta semana una demanda de Jorge Añez que alegaba que sus socios con sede en Florida habían cobrado en exceso a Avior por piezas y servicios, refirió The Associated Press.
El juez Michael Hanzman consideró que Añez no tenía autoridad para representar a Avior, asegurando que había pruebas de que manipuló los libros de la compañía y formó una “junta ilegítima de amigos” para embargar la aerolínea.
Al fallar sobre la demanda, consideró que Añez había mentido en su testimonio y había intentado utilizar el sistema legal de Estados Unidos para perpetrar un “fraude”.
El socio al que Añez trató de desplazar del control de Avior es un grupo inversor que incluye a Carlos Kauffmann y Moisés Maionica, quienes fueron condenados en 2008 a más de un año de prisión federal en Estados Unidos por su papel en un escándalo político relacionado con una maleta llena de 800.000 dólares en efectivo enviada a Argentina desde un avión vinculado al Gobierno venezolano.
Los dos empresarios venezolanos testificaron que habían sido enviados por la agencia de espionaje del presidente Hugo Chávez a Miami para ofrecer dinero a un informante del FBI para que guardara silencio sobre el envío de efectivo, presuntamente destinado a la campaña de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Tras cumplir sus condenas, ambos hombres permanecieron en Estados Unidos y reanudaron sus carreras.
En 2010, pagaron 5 millones de dólares por una participación del 50 % en Avior y sus filiales y ayudaron a transformarla de una aerolínea casi en quiebra con un solo avión a una que sirve rutas en toda Venezuela.
Mientras las compañías aéreas extranjeras abandonaban Venezuela por disputas de pago con el Gobierno de Nicolás Maduro, Avior consiguió durante un tiempo llenar el vacío, impulsada por un combustible para aviones fuertemente subvencionado, un tipo de cambio favorable para sus ventas de boletos en dólares y una demanda insatisfecha de los venezolanos más ricos que aún podían permitirse viajar.
Pero como Estados Unidos ha impuesto sanciones a Venezuela, la aerolínea ha vuelto a pasar por momentos difíciles. En 2019, perdió su rentable ruta a Miami al imponer Estados Unidos una prohibición de vuelos a las aerolíneas venezolanas. También ha sido incluida en la lista negra de los reguladores europeos por cuestiones de seguridad. Mientras tanto, el coronavirus ha dejado en tierra su flota de 26 aviones durante meses.
El activo más valioso de la compañía, un Airbus 340-300, fue entregado recientemente al Gobierno de Maduro para pagar viejas deudas y tasas, según Kauffmann. Este verano, el mismo avión, con su número de cola cambiado y ahora operado por la aerolínea estatal Conviasa, voló de Caracas a Teherán, según muestran los registros de seguimiento de vuelos.
Según el juez, las relaciones entre Añez y sus socios comenzaron a agriarse a finales de 2018. Unas semanas después, ambas partes decidieron separarse, y Añez acordó comprar la mitad de la aerolínea que aún no poseía por 37,5 millones de dólares.
Pero el acuerdo nunca se ejecutó y, en su lugar, Añez maniobró para nombrar un “consejo ilegítimo” compuesto por su hijo y su abogado de toda la vida. También presentó la demanda en Miami contra sus socios, acusándolos de utilizar una empresa registrada en Florida de la que también eran propietarios para cobrar varios millones de dólares de más a la aerolínea por piezas, suministros y mantenimiento.
Sin embargo, el juez no determinó el fondo de las reclamaciones subyacentes de Avior, sino si Añez, como supuesto accionista, tenía autoridad para iniciar un procedimiento judicial.
Descubrió que Añez, en su testimonio, trató de desmentir la existencia de un libro de contabilidad de la compañía en el que figuraban los inversores de Miami como accionistas y lo sustituyó -tras presentar su demanda- por un libro de contabilidad falso en el que se excluía a sus socios.
Kauffmann dijo que incluso cuando él y Maionica han tratado de superar su pasado, Añez pensó que con su demanda podría presionarlos para que vendieran sus acciones y tomaran el control total de la empresa prácticamente gratis.
Las dos partes también están luchando en un arbitraje paralelo en la Cámara de Comercio Internacional.
Kauffmann reconoce que no hay mucho por lo que valga la pena luchar y que reclamar la empresa en Venezuela es una causa perdida mientras Maduro siga en el poder. Sin embargo, envalentonado por el fallo de Miami, espera utilizar la sentencia para salvar lo que pueda de la inversión de Avior en la vecina Colombia, donde opera una aerolínea regional, Gran Colombia de Aviación, desde la ciudad de Cali.