Un sistema de detección acústica ultrasecreto de la Marina de Estados Unidos captó el sonido de una “implosión catastrófica” en el lugar donde se encontraba el sumergible Titán, según informó este jueves el diario The Wall Street Journal.
“La Marina de los Estados Unidos realizó un análisis de datos acústicos y detectó una anomalía consistente con una implosión o explosión en las inmediaciones generales de donde operaba el sumergible Titán cuando se perdieron las comunicaciones”, dijo un alto funcionario de la Marina estadounidense al citado periódico.
El Titán era un sumergible comercial que llevaba a cinco personas a visitar los restos del Titanic, el famoso trasatlántico que se hundió en 1912 en el Atlántico Norte. El sumergible desapareció el pasado domingo 18 de junio, poco después de iniciar su inmersión.
Presión aplastante
La implosión del Titán se habría producido por la enorme presión del agua a unos 3.800 metros de profundidad, donde yacen los restos del Titanic. A esa profundidad, la presión es 400 veces mayor que en la superficie del mar.
La implosión es un fenómeno que ocurre cuando las paredes de una cavidad se rompen hacia adentro por la diferencia de presión con el exterior.
En ese caso, el sumergible se habría colapsado sobre sí mismo en milisegundos, causando la muerte instantánea de sus ocupantes.
Búsqueda infructuosa
El sistema secreto de la Marina de Estados Unidos, que está diseñado para detectar submarinos enemigos, escuchó la implosión del Titán horas después de que comenzara su misión y compartió sus hallazgos con el comandante del incidente, según dijeron funcionarios de defensa de Estados Unidos.
Sin embargo, la información no fue suficiente para localizar al sumergible y a sus pasajeros. Tanto la empresa OceanGate Expeditions, propietaria del Titán, como la Guardia Costera de Estados Unidos, confirmaron este jueves el fallecimiento de las cinco personas que iban a bordo.
El Titán era un sumergible de clase Cyclops, fabricado con fibra de carbono y titanio, capaz de llevar a cinco personas a profundidades de hasta 4.000 metros. Era el único sumergible tripulado del mundo que podía llegar a casi el 50% de los océanos del mundo, según OceanGate.
Demanda previa
OceanGate había sido demandada en 2018 por un exdirectivo que alertó sobre los riesgos de su casco “experimental” de fibra de carbono.
David Lochridge, exdirector de operaciones marítimas de OceanGate, presentó una contrademanda contra la empresa después de ser despedido por expresar sus dudas sobre la seguridad y las pruebas del Titán, según documentos judiciales.
Lochridge escribió un informe de ingeniería en 2018 indicando que el sumergible necesitaba más pruebas y que los pasajeros podrían estar en “peligro extremo” cuando llegara a “profundidades extremas”, de acuerdo con su contrademanda.
OceanGate demandó a Lochridge ese año y lo acusó de romper un acuerdo de confidencialidad, pero el caso se resolvió con un acuerdo privado cuyos términos no se hicieron públicos.
Fallo del casco
El Titán estaba diseñado para soportar la presión extrema del agua a la profundidad del Titanic y ya había realizado inmersiones anteriores en el pecio.
Pero se habían planteado algunas dudas sobre su seguridad, sobre todo en la demanda que involucraba a Lochridge, quien afirmó que el sumergible dependía de un control acústico sensible para detectar fallos en el casco, en lugar de un escaneo del mismo.
“Esto era problemático porque esta clase de análisis acústico solo identificaría cuando un componente estaba a punto de fallar —a menudo, milisegundos antes de una implosión —y no detectaría fallos existentes antes de someter el casco a presión“, indicó la contrademanda de Lochridge.
Además, el vehículo se diseñó para alcanzar profundidades de 4.000 metros, donde se encontraba el Titanic. Pero, según Lochridge, la ventana de pasajeros solo estaba certificada para profundidades de hasta mil 300 metros, y OceanGate no quería pagar al fabricante para que produjera una certificada para 4.000 metros.
Las decisiones de la compañía, afirmó la contrademanda, “someten a los pasajeros a un posible peligro extremo en un sumergible experimental“.
Por su parte, Roderick Smith, profesor de ingeniería del Imperial College de Londres, dijo que el accidente probablemente se debió a un “fallo del casco de presión”, pero será necesario recuperar los restos para llevar a cabo una investigación completa.