El pasado miércoles 26 de julio, María Carolina Uzcátegui renunció al puesto de vicepresidenta de la Comisión Nacional de Primaria (CNdP) ante la “falta de condiciones técnicas y logísticas para llevar a cabo el proceso de primarias de manera amplia”.
Su renuncia llegó dos meses después de que también lo hiciera el historiador Rafael Arraiz Lucca, quien aseguró que no era posible llevar a cabo los comicios internos de la oposición sin la participación del Consejo Nacional Electoral (CNE).
“Los tiempos están demasiado ajustados, no veo que haya posibilidades de verificar que esos centros de votación existan y estén en las condiciones necesarias. Necesitaríamos un poco más de tiempo para poder hacer una primaria autogestionada amplía e inclusiva“, dijo Uzcátegui durante una entrevista concedida a Shirley Varnagy.
Detalló que la mayor parte de los centros de votación para las primarias se encuentran ubicados en casas y locales. “Las juntas regionales no han tenido la capacidad para movilizarse hasta estos lugares y verificar que esos centros de votación están en condiciones”, agregó.
“Más del 50 % de los centros de votación no habían podido ser validados (…) En la mayoría de los estados no han podido llegar hasta estos centros de votación, no han podido ir a ver si están en las condiciones mínimas necesarias para funcionar como centros de votación”, sostuvo.
Pide que se evalúe un cambio de fecha
Uzcátegui enfatizó que no está en contra de estos comicios y aclaró que el motivo de su renuncia “es un llamado de atención a que los centros de votación sean verificados y validados“.
En este sentido, instó a las organizaciones políticas y a la CNdP a estudiar la posibilidad de un cambio de fecha de los comicios, además de que se evalúe los recursos para las juntas regionales.
“Se necesita que se pueda hacer una pesquisa muy exhaustiva de cada uno de los centros de votación (…) Sin centros de votación no hay primarias”.
Uzcátegui afirmó que, en los últimos meses, ha habido “mucha presión” por parte de candidatos hacia la CNdP.
“Cada paso ha sido extremadamente cuestionado (…) Ha habido una presión que es inconcebible y, sinceramente, pareciera que hubiesen más pretensiones personales que colectivas en la presión que se ejerce sobre la Comisión”, finalizó.
