Ron Santa Teresa busca crecer en el mercado global con su ron prémium

Foto: Ron Santa Teresa.

Ron Santa Teresa ha logrado convertirse en un caso de éxito en Venezuela, con ventas anuales que superan los 100 millones (USD). Y ahora Alberto Vollmer, al frente de esta icónica compañía, tiene un gran desafío: quiere incrementar las exportaciones un 40% este año con su marca 1796, un ron prémium que apunta a los bares más exclusivos del mundo.

Tal como reseña Bloomberg Línea, la productora de ron de Venezuela cuenta con un contrato de distribución con Bacardi Ltd. que le ayuda en sus planes, pero lo que más necesita es un Gobierno que garantice un clima propicio para la inversión.

Para conseguirlo, Vollmer no solo se dedica a su negocio, sino que también lidera un grupo empresarial que se reúne en privado con altos funcionarios venezolanos para proponerles medidas que reactiven la economía. Es una labor delicada, teniendo en cuenta las tensiones entre ambos sectores durante décadas de expropiaciones, devaluaciones y otras políticas imprevisibles, y que Vollmer prefiere hacer discretamente.

Vollmer preside el Consejo Nacional de Promoción de Inversiones, Conapri, lo que le ha valido las críticas de quienes creen que Vollmer debería usar su plataforma para cuestionar al Gobierno y trabajar para cambiarlo. El ronero tiene muchas quejas, pero evita hacerlas públicas. Aunque hablar con los periodistas o en las redes sociales le trae elogios de empresarios afines, piensa que es más efectivo mantener un perfil bajo.

Enfrentarse abiertamente al Gobierno “no tiene ningún efecto porque más bien va a generar un rechazo”, dice. “Si yo más bien soy constructivo en la crítica y la hago directamente, va a ser recibida de una forma muy diferente”.

Esa influencia es cada vez más importante para Vollmer en su intento de expandir su negocio, cuya sede se encuentra en una hacienda de 3.000 hectáreas que ha pertenecido a su familia durante cinco generaciones, desde que sus antepasados emigraron de Alemania en el siglo XIX. Actualmente, Santa Teresa obtiene alrededor del 30% de sus ventas de las exportaciones.

Vollmer quiere aumentar esa cifra con su 1796, un ron con sabor ahumado añejado hasta 35 años en barriles de bourbon de madera de roble. Ya se puede conseguir en algunos países extranjeros, donde el ron venezolano suele ser visto como un producto prémium porque proviene de uno de los dos únicos países del mundo con denominación de origen, lo que le da un valor agregado.

Los desafíos de producir ron en Venezuela

Para que la marca crezca, Vollmer necesita que las operaciones en Venezuela sean impecables. Es un reto difícil en un país que todavía se recupera de una de las caídas económicas más profundas de la historia moderna y de un grave episodio de hiperinflación. Aunque hubo una leve recuperación en los últimos dos años, a medida que elprsidente Nicolás Maduro flexibilizaba los controles y permitía un mayor uso del dólar, el repunte ha sido limitado porque la industria petrolera, principal fuente de ingresos del país, sigue dañada por la falta de inversión.

Los empresarios dispuestos a invertir son pocos después de décadas de intervención estatal en la economía, un historial de expropiaciones y duras sanciones que entorpecen la actividad empresarial en todos los aspectos.

Cambio radical

Pero Vollmer tiene esperanzas. Él y otros líderes empresariales venezolanos en Conapri, que también se reúne con representantes de otros países y organizaciones internacionales, aprenden a navegar, e incluso, a contribuir al cambio radical del presidente Maduro hacia el capitalismo, una concesión necesaria que la Administración hizo como parte de los esfuerzos para reactivar la economía.

“Si bien hay mayor apertura hacia el sector privado y hacia medidas que favorezcan la inversión y que favorezcan la generación de empleo, por otro lado, también hay desconfianza que no está sin fundamento”, dijo Vollmer, de 53 años, desde el balcón de su casa en la hacienda. “Las leyes no están claras y tienes un ambiente que intimida a la inversión en un país que necesita urgentemente de inversión”.

Vollmer, que estudió negocios en Estados Unidos, asumió el liderazgo de Santa Teresa de manos de su padre a finales de la década de 1990. Pertenece a la clase alta que no había sido vista con buenos ojos por el chavismo.

Los obstáculos para hacer negocios en Venezuela

Como muchos otros empresarios, Vollmer ha sufrido muchos de los intentos del Gobierno de redistribuir la riqueza. El caso más dramático fue cuando las autoridades permitieron que unos invasores se apoderaran de una parte de su hacienda a inicios de la década de 2000 y la ocupan hasta hoy.

Cosas como esta —que hacen tan difícil el hacer negocios en Venezuela— son la razón por la que Vollmer aceptó asumir el liderazgo de Conapri en 2017. En ese momento, los miembros de la organización estaban desalentados, pero Vollmer trató de revitalizarla como un espacio seguro para el diálogo entre el Gobierno y la comunidad empresarial. Orientó los debates hacia cuestiones prácticas como el financiamiento del comercio, los aranceles y los impuestos, tratando de mantener la política fuera de la discusión. Y todos acordaron mantener un perfil bajo para evitar el escrutinio de socialistas radicales o críticos acérrimos del Gobierno.

“En solo seis años, ha logrado duplicar las empresas que participan, llegó a acuerdos de apoyo técnico con la CAF, y además se reúne con embajadores e instituciones de todos los países del mundo”, indicó Horacio Velutini, empresario inmobiliario y director en Conapri.

La influencia del grupo ha crecido desde que las sanciones impuestas por Estados Unidos en 2019 limitaron seriamente el acceso de Maduro al financiamiento internacional, obligándolo a abrir algunos aspectos de la economía para evitar un colapso total. Eso ha inyectado nueva vida a la comunidad empresarial, y la vicepresidenta Delcy Rodríguez es ahora una asistente habitual a los eventos.

Los miembros de Conapri son reacios a señalar medidas gubernamentales concretas en las que haya influido el grupo, temerosos de que al llamar la atención sobre sus logros acabe dificultando la colaboración con el Gobierno.

Financiamiento

La escasez de financiamiento es uno de los mayores obstáculos que enfrentan los empresarios en Venezuela hoy en día, dice Vollmer. El destilador, que cuenta con 430 empleados, ha sido una de las pocas empresas en utilizar el mercado de valores de Caracas para financiarse, emitiendo acciones dos veces en 2020 y vendiendo posteriormente los primeros bonos corporativos en dólares en el mercado local en más de dos décadas.

“La función principal del sector privado es generar empleo”, afirma Vollmer. “Y ese empleo solo se puede lograr si se está creciendo, y solo se va a poder crecer si se está invirtiendo”.

Al hablar de la falta de confianza entre los inversionistas y el Gobierno, a Vollmer le gusta recordar una historia que le contó su padre sobre unos pájaros tropicales que llevaban años anidando en un rincón encima de un poste en la hacienda. Un día, un electricista que instalaba un farol derribó accidentalmente el nido. El padre de Vollmer se apresuró a colocarlo nuevamente en su lugar, pero el daño ya estaba hecho.

La confianza se rompe fácilmente y es difícil reconstruirla, dice Vollmer.

“Tomó 25 años para que las aves volvieran”.

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