Más que un concierto: Caracas vivió una experiencia inolvidable junto a Morat

Foto: Sumarium

«Cargando», era la palabra que se leía en las pantallas sobre el escenario para confirmar que la banda colombiana Morat se encontraba, una vez más, sobre los escenarios del campus de la Universidad Simón Bolívar (USB) casi un año después de sus dos presentaciones en la terraza del Centro Comercial Ciudad Tamanaco (CCCT).

Dicho recinto había sido usado en épocas pasadas para la realización de grandes espectáculos de diversos artistas nacionales e internacionales. Gustavo Cerati ofreció su último concierto en el campo, la noche en la que sufrió un ACV por el que fallecería cuatro años después.

Otros artistas que también usaron el sitio como escenario fueron: Maroon 5 (2008), Green Day (2010), Miley Cyrus (2011), Justin Bieber (2011), Britney Spears (2011), Elton John (2012), Beyoncé (2013) y Jonas Brothers (2013), entre muchos otros más. 

Las estrellas internacionales habían sacado de su lista a Venezuela por casi una década. Pero, en 2022, nueve años después, los conciertos regresaron al país de la mano de artistas con amplia trayectoria en los escenarios latinoamericanos, entre ellos el mexicano  Alejandro Fernández, y los artistas de música urbana Sech, Natti Natasha, entre otros. 

El ambiente era completamente distinto al anterior. En la entrada del centro Banaven, conocido popularmente como el Cubo Negro, grupos de fanáticos esperaban con emoción las unidades de transporte de la Wawa, las cuales los llevaría a su destino: la USB. 

El primer autobús inició su trayecto a las 3:46 pm, media horas después, la fanaticada ya estaba en el lugar. Camino al campus, en plena carretera, los vendedores ambulantes abordaban a los fans para ofrecerles mercancía del grupo compuesto por Juan Pablo Isaza, Juan Pablo Villamil, Simón y Martín Vargas. 

La espera para entrar al campus fue puntual. Ni una hora más ni un minuto menos. A las 5:00 pm el servicio de protocolo daba la bienvenida a los cientos de fanáticos que esperaban ansiosos para corear las canciones de su banda favorita

Una vez adentro, el público podía disfrutar de varias atracciones, además de una amplia variedad de comidas y bebidas, mientras esperaban el inicio de la única presentación pautada para Morat en el país, pese a que a principios de noviembre del año pasado se había adelantado que los colombianos también tocarían en la ciudad de Barquisimeto, estado Lara. 

A las 8:00 pm las luces se apagaron. Era oficial. Morat se subiría a los escenarios caraqueños por tercera vez, nuevamente a casa llena. Los últimos minutos del contador fueron los más emocionantes para unos fans impacientes que pedían a gritos que comenzara el concierto. 

Y, por fin, después de tres meses, la espera terminó. La primera silueta en verse en la tela que cubría completamente el escenario fue la de Martín Vargas, baterista de Morat; seguido del característico sombrero de Juan Pablo Isaza

Empezaron con fuerza, con energía. «Besos en Guerra» fue la canción elegida para abrir el show, con el que durante dos horas, hicieron cantar y bailar al público, a quienes poco le importó las bajas temperaturas que se registraban en las inmediaciones. 

«Estamos encantados de verlos de nuevo. Bienvenidos a nuestra gira de ‘Si ayer fuera hoy’. Nosotros creemos firmemente que si ayer fuera hoy habría más bandas, habría más instrumentos tocándose en directo, habría más solos de guitarra y uno vería a más amigos justos en un escenario haciendo música», dijo Isaza, uno de los vocalistas principales de la agrupación. 

«Si ayer fuera hoy» es el nombre de su cuarto disco publicado en noviembre de 2022, que incluye temas como «Salir con vida», «Llamada perdida» y «París». 

A diferencia del año pasado, esta vez no hubo teloneros ni invitados especiales, pero no hizo falta. La complicidad entre la banda y su público siempre estuvo presente. Desde el más pequeño hasta el más adulto cantaron a todo pulmón los 25 temas del setlist, incluidos «Mil Tormentas» de su primer álbum «Sobre el amor y sus efectos secundarios»; y «Bajo la mesa» del disco «¿A dónde vamos?». 

El show continuó con «506», «Al aire»,«Porfa no te vayas» y «Segundos platos». Fue en este último tema cuando todos alzaron sus teléfonos y encendieron una luz de color verde, una estrategia organizada por club de fans oficial de la banda en Venezuela. 

El momento más íntimo y más cercano con el público se vivió a mitad del campo de fútbol de la USB, donde Juan Pablo Isaza se subió a una pequeña tarima desde donde invitó a una fan a acompañarlo.  

Poco después, el resto de los integrantes de la banda se acercaron al escenario y, antes de interpretar la «Valen más» pidieron apagar los teléfonos para concentrarse y disfrutar del momento.

«La siguiente parte es solo para nosotros», dijo Isaza. 

Otro de los momentos más íntimos de la noche ocurrió en el escenario principal cuando Isaza aprovechó para recordar algunas anécdotas del origen de sus canciones. 

«Cuando estábamos empezando y decíamos que éramos una banda, a la gente lo primero que se le venía a la cabeza es que éramos cuando personas que bailaban, micrófono en mano y hacían una coreografía mientras sonaba un ritmo de reggaetón atrás. Poco a poco fuimos construyendo la idea de que no éramos eso. Muy alejado de eso, nos conocemos desde los 5 años, fuimos al mismo colegio, nos enamoramos de la música juntos, empezamos a escribir canciones cuando teníamos 14 o 15 años. Las primeras canciones eran muy sencillas, eran para la niña que nos gustaba, pero nos dimos cuenta que a medida que la vida se va poniendo más seria las canciones que uno va escribiendo también. Con esta canción que estamos a punto de cantarles fue la primera vez que nos miramos los unos a los otros y dijimos: ‘ya estamos un poquito más viejos'”, expresó Isaza antes de darle paso a los acordes de «Punto y aparte». 

Y la noche siguió entre anécdotas e historias, entre risas y llanto. Dos horas no fueron suficientes para el público que pedía a gritos más canciones.

A diferencia de otros conciertos, la salida del lugar fue bastante tranquila y sin ningún problema, en el caso de los servicios de la Wawa. Sin embargo, algunas personas en redes sociales afirmaron que duraron hasta dos horas para poder abandonar la USB.   

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