La reciente detención de 33 hombres en un bar gay de Carabobo ha despertado el temor de las personas Lgbti en Venezuela, que denuncian una política de “criminalización” y “homofobia” por parte del Estado.
Los detenidos, que ya fueron liberados bajo medidas cautelares, fueron acusados de “ultraje al pudor”, “agavillamiento” y “contaminación sónica”, y sufrieron abusos, burlas y malos tratos por parte de los policías.
Una vida de discriminación
Este hecho ha reforzado la sensación de exclusión y rechazo que vive este colectivo en el país, donde no se reconocen sus derechos básicos, como el matrimonio igualitario, la identidad de género o la donación de sangre. Así lo expresó a EFE Julio Nuño, un activista de 68 años que desde los 16 asume abiertamente su orientación sexual.
Nuño relató que ser gay le ha traído consecuencias negativas a lo largo de su vida, como agresiones verbales, físicas, discriminación e incluso una violación por parte de policías, que nunca denunció por miedo y por falta de protección legal. Ahora, con la detención masiva en el bar gay, siente que su seguridad y la de sus amigos está en riesgo.
“Deberían dejarlos presos, ojalá se mueran, no merecen la vida, la Biblia dice hombre y mujer”, son algunos de los comentarios que se leen en las redes sociales tras el arresto de los 33 hombres, según Nuño. Ante este odio injustificado, el activista se cuestionó: “¿Me vas a odiar porque decido, ni siquiera querer a un hombre, estar sexualmente con un hombre? ¿Me vas a odiar por eso?”.
Un atraso en Latinoamérica
Venezuela es uno de los países más rezagados de Latinoamérica en materia de derechos para las personas Lgbti. Según el informe anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Cidh), el Estado venezolano no ha adoptado medidas legislativas ni políticas públicas para garantizar la igualdad y la no discriminación de este colectivo.
Además, la Cidh ha expresado su preocupación por los casos de violencia y hostigamiento contra personas Lgbti en Venezuela, así como por la impunidad y la falta de investigación de estos hechos. La organización ha instado al Estado a adoptar medidas urgentes para proteger los derechos humanos de esta población vulnerable.
“La vulneración es más grande”
Para Aisak Ovalles, activista de derechos humanos, artista escénico y drag queen, la violencia y la discriminación son parte de su vida cotidiana, pero nunca había sentido tanto odio como el que le mostraron los policías que lo detuvieron en 2019, junto a otros compañeros de su grupo de teatro, por usar uniformes policiales sin permiso para una obra.
Ovalles relató a EFE que los agentes los insultaron y humillaron por su orientación sexual, especialmente a los que llevaban maquillaje y tacones. “En la calle, yo no he sentido tanto odio (…). A veces uno se expone, pero yo nunca he sentido ese odio como lo sentí dentro de ese calabozo”, dijo.
Esta experiencia le ha enseñado a tomar precauciones, como estar siempre acompañado o evitar lugares peligrosos, algo que —según él— hacen todos los venezolanos, pero más aún las personas Lgbti, que son más vulnerables por su expresión de género diversa. “Cuando te trasvistes o cuando eres una persona trans o eres lesbiana (…) la vulneración es más grande”, afirmó.
Ovalles considera que la detención de los 33 hombres en el bar gay de Carabobo es una muestra más de la persecución y la homofobia que ejerce el Estado contra la comunidad Lgbti. “El miedo al Estado es mayor, porque es el que te va a decir: ‘mira, no, no puedes, no puedes existir o si vas a existir tienes que ocultarte’”, sostuvo.