Autoridades estadounidenses compartieron información clasificada sobre el sabotaje perpetrado el año pasado en los gasoductos Nord Stream, en el mar Báltico, apuntando a un grupo proucraniano como principal sospechoso de las explosiones, según revela un informe publicado por The New York Times.
El acto de sabotaje, que tuvo lugar en septiembre de 2022, desató una ola de acusaciones entre Ucrania, Rusia y Estados Unidos, ya que el gasoducto une a Rusia con el mercado europeo y Washington intentó en múltiples ocasiones bloquear su construcción.
No obstante, a pesar de que la sospecha recae en el grupo proucraniano, todavía no se conocen las identidades de sus miembros, ni quién costeó la operación.
La información ha sido compartida por Washington con los países afectados, encargados de la investigación, y ha descartado la implicación del régimen ruso en las explosiones.
El Gobierno ucraniano y sus servicios de inteligencia han desmentido cualquier implicación en los hechos. Por su parte, las autoridades rusas han señalado a Estados Unidos como principal beneficiario de la acción.