El doctor José Gregorio Hernández, conocido entre sus feligreses como el médico de los pobres, ha sido beatificado este viernes en Caracas en una ceremonia marcada por la pandemia del coronavirus, a la que tan solo pudieron asistir 150 personas, entre ellas la niña Yaxury Solórzano, beneficiada por el milagro del primer beato laico venezolano.
El acto estuvo encabezado por el nuncio apostólico Aldo Giordano, con la presencia de las autoridades eclesiásticas venezolanas, quienes anhelan que, José Gregorio Hernández, sea próximamente canonizado.
“De ahora en adelante será llamado beato y será celebrado cada año en los lugares y según las reglas establecidas por el derecho el 26 de octubre”, afirmó monseñor Giordano al culminar la lectura del documento confirmaba la beatificación del Siervo de Dios, aprobada por el papa Francisco, en junio de 2020.
Las palabras del nuncio apostólico fueron alabadas y aplaudidas por los presentes, incluyendo la feligresía reunida a las afueras de los templos religiosos en territorio nacional, quienes gritaron: “¡Viva José Gregorio!”.
La Iglesia Católica en Venezuela esperó casi 72 años por la beatificación del médico, quien dedicó su vida por la modernización de la medicina en el país, además de su entera disposición a ayudar a las personas más vulnerables.
Venezuela celebra la beatificación del Siervo de Dios
Al inicio de la ceremonia en la iglesia del Colegio La Salle, el cardenal Baltazar Porras señaló que los fieles del nuevo beato quisieran estar presentes en la ceremonia pero que, debido a la pandemia del coronavirus, fue imposible.
“Los que sienten que fueron objeto de un favor especial, el gremio sanitario, médicos y enfermeras que se cobijan bajo su protección, los migrantes, la gente sencilla pero que cargan con el sello indeleble de que José Gregorio Hernández es nuestro”, dijo.
Por su parte, monseñor Tulio Ramírez, vicepostulador de la causa, aseguró que el médico “fue un laico que en su camino de fidelidad se transformó en contemplativo, supo dejar una huella indeleble”.
Tras ser declarado beato, se develó una réplica del mosaico instalado en la iglesia de Isnotú con la imagen de José Gregorio Hernández. Asimismo, la niña Yaxury cargó un relicario con una de las reliquias del médico, las cuales serán distribuidas a las diócesis del país.
Emocionado por el momento, el cardenal Baltazar Porras reiteró su agradecimiento al nuncio apostólico y al papa Francisco, por el nuevo título del beato.
