La Organización Internacional del Trabajo (OIT) cifró en 26 millones los empleos perdidos en América Latina y el Caribe como consecuencia de la pandemia de covid-19, según un nuevo informe del organismo, que recoge que 2021 arrancó con un panorama laboral “complejo” y “agravado” por las nuevas olas de contagios y los lentos procesos de vacunación que hacen más inciertas las perspectivas de recuperación en materia laboral.
“La búsqueda de una mejor normalidad va a requerir de acciones ambiciosas para recuperarnos de los retrocesos en el mundo del trabajo“, advirtió el director de la OIT para América Latina y el Caribe, Vinícius Pinheiro, quien apuesta por generar oportunidades de trabajo decente y lograr consensos para que 2021 “sea el año de la vacunación y de la recuperación económica con generación de más y mejores puestos de trabajo”.
Para alcanzar estos objetivos, el director regional cree que será clave abordar las condiciones laborales preexistentes en la región, las cuales explican buena parte de la magnitud del impacto de la contingencia sanitaria en el empleo latinoamericano. “Muchos de los desafíos que teníamos antes de la pandemia continúan vigentes, aunque ahora son más urgentes“, apostilló.
Entre otros factores característicos de la región, el representante de la OIT apunta la alta informalidad, los reducidos espacios fiscales, la persistente desigualdad, la baja productividad y la escasa cobertura de protección social, todo ello sumado a problemas como el trabajo infantil y forzoso.
Los impactos en el trabajo más graves en el segundo trimestre de 2020, cuando los indicadores de ocupación y participación se desplomaron, y luego se recuperaron parcialmente.
Aún así, al concluir 2020 la tasa de ocupación promedio de la región se había reducido de 57,4% a 51,7%, una caída que equivale a la pérdida de alrededor de 26 millones de empleos, de los cuales un 80%, más de 20 millones de personas, salieron de la fuerza laboral latinoamericana.