La situación migratoria en la isla de San Andrés, territorio insular colombiano, se ha intensificado recientemente, con un número creciente de migrantes que buscan transitar por esta vía hacia Nicaragua, en su ruta hacia el norte del continente. Esta alternativa se ha convertido en una vía emergente para aquellos que desean evitar los peligros de cruzar la selva del Darién.
El incremento de la actividad migratoria en este enclave caribeño ha sido notable en los últimos tiempos, ya que los migrantes consideran este paso como una alternativa más segura frente a los riesgos que implica la travesía por la espesa jungla panameña.
La Procuraduría General de la Nación de Colombia denominó a este flujo migratorio como una “ruta VIP”, utilizada por los migrantes para llegar a Nicaragua, donde los traficantes ofrecen paquetes turísticos con precios que oscilan entre los 1.500 y 4.000 dólares (USD).
Durante el año pasado, las autoridades de Colombia realizaron el rescate de 500 migrantes en aguas abiertas, víctimas de naufragios causados por embarcaciones no autorizadas. De manera alarmante, se reportó la desaparición de aproximadamente 70 migrantes venezolanos en las inmediaciones de San Andrés, quienes partieron en botes que no cumplían con las mínimas condiciones de seguridad.
En una entrevista con la Voz de América (VOA), Gustavo Azocar, abogado y representante legal de los migrantes desaparecidos, y fundador de la organización Milve, también conocida como el Comité Internacional de Familiares y Amigos de Migrantes Venezolanos Desaparecidos, expresó su preocupación: “Uno de los propósitos que tiene nuestra organización es alertar y advertir a los migrantes venezolanos para que abandonen la ruta San Andrés-Nicaragua, para que dejen de seguir utilizando esta ruta marítima porque consideramos que es una ruta muy peligrosa”.
Azocar advirtió además sobre las falsas promesas de los traficantes: “los coyotes pretenden vender la ruta San Andrés-Nicaragua como una ruta VIP como una ruta segura y es todo lo contrario, es tanto o más peligrosa que la propia selva del Darién”.
Los incidentes más graves registrados incluyen la desaparición de tres embarcaciones con migrantes en fechas específicas: el 12 y 17 de octubre de 2022, y el 21 de octubre de 2023. Azocar compartió con la Voz de América que las autoridades colombianas están investigando si estos 70 migrantes desaparecidos son víctimas de redes de trata de personas.
“Nosotros hemos insistido en el tráfico de migrantes, pero también hemos insistido en la trata de personas y le hemos entregado a los fiscales una cantidad enorme de pruebas y de elementos de convicción donde de alguna manera pretendemos demostrar que estamos al frente de una organización criminal transnacional dedica a la trata de personas”, señaló Azocar.
En un operativo realizado en diciembre de 2023, las fuerzas de seguridad de Colombia detuvieron a 24 individuos implicados en una red internacional de tráfico de migrantes, incluyendo a cinco miembros activos de la Armada Nacional y a un agente de Migración Colombia.
Hasta la fecha, no se han hallado los restos de los 70 migrantes desaparecidos. El almirante Francisco Cubides, comandante de la Armada de Colombia, declaró a la Voz de América que se han reforzado las medidas de control en San Andrés para desmantelar las redes de tráfico de personas y migrantes.
“El migrante es una víctima, que por su intención de moverse a otro país, acude a cualquier medio de transporte no autorizado o económico para poder llegar a su destino, y es cuando aparecen grupos dedicados a ese negocio. La Armada de Colombia está procurando el máximo de operaciones navales en el sector de Urabá, en la Costa Pacífica y en San Andrés para garantizar la vida humana en el mar”, comentó Cubides a la Voz de América.
Con información de VOA.
