El drama de las librerías venezolanas, de la bonanza al hundimiento

Foto: Pixabay.

La crisis económica y política de Venezuela ha golpeado duramente al sector librero, que ha visto cómo más de 60 locales han cerrado sus puertas de forma definitiva en la última década, lo que representa una reducción del 80%. La situación afecta tanto a los lectores como a los autores y editores.

Una de las librerías más emblemáticas del este de Caracas, con una larga trayectoria, anunció su cierre en abril pasado, luego de varios meses ofreciendo descuentos de hasta el 50% para liquidar su inventario. “Agradecidos por el apoyo durante todos estos años y por su compañía incondicional hasta el último día”, escribieron sus dueños en Instagram, la plataforma donde ahora muestran los libros que tienen a la venta y se comunican con los clientes.

Mientras tanto, el establecimiento comercial ha estado vaciándose poco a poco, con cajas llenas de libros y equipos como muebles, computadoras y televisores apilados en un rincón.

Es la imagen de un sector que se ha encogido un 80% desde 2013 por la crisis, que ha tenido que diversificar su oferta y que apenas se benefició de la leve recuperación económica que hubo en 2022, según le dijo a EFE el presidente de la Cámara Venezolana del Libro (Cavelibro), Julio Mazparrote.

Por lo anterior, agregó, el país caribeño se ha quedado “sin novedades que hay en el mundo, de nuevos títulos que, lamentablemente, no llegan a Venezuela”, salvo por algunos particulares que tienen capacidad para importarlos.

Una década de decadencia

La caída del producto interno bruto (PIB) en Venezuela, de casi un 80% entre 2014 y 2021, según estimaciones independientes, también se reflejó en el sector libros, que antes vivió una “época de bonanza”, durante la que se celebraron muchas ferias y aumentó el consumo, explicó Mazparrote.

Sin embargo, “desde el año 2013”, la escasez de divisas para la importación de libros terminados y de materia prima para la producción local de obras, así como la pérdida del poder adquisitivo, la piratería y la migración golpearon al sector, que recibió una estocada final en 2020 con la pandemia.

“En la medida en que cae la economía, todas las distribuidoras o importadoras de libros fueron poco a poco cerrando (…). Las librerías también se vieron afectadas porque, al caer el poder adquisitivo, los consumidores dejaron de comprar libros”, expresó Mazparrote.

Cavelibro ha perdido el 81,8% de sus afiliados en los últimos 10 años, entre librerías, editoriales y distribuidores, que pasaron de ser 110 en 2013 a 20 en la actualidad.

Por otra parte, la emigración no solo sacó a “muchos consumidores” fuera de Venezuela, sino que hizo que se acumulara una “gran cantidad de libros” de “bibliotecas personales” dejados en el país que han alimentado “un mercado secundario”, donde se venden a “precios muy bajos”.

Posteriormente, cuando “el mercado estaba extremadamente delicado, llegó la pandemia”, que “terminó de hundir todo el sistema” y empujó a la mayoría de las librerías que quedaron a que vender otros productos, como juguetes y útiles escolares.

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