Un grupo de migrantes aseguró este jueves que la Guardia Costera de Trinidad y Tobago disparó al menos 20 veces contra la embarcación en la que murió el bebé venezolano el pasado 5 de febrero.
En una declaración compartida al portal Daily Express de Trinidad y Tobago por los ciudadanos Luis Alexis Ramírez Cabral, de 52 años; Katiuska Daniela Gutiérrez, de 22; y Lesbia Margarita Saavedra, quienes viajaban en la embarcación que salió de la ciudad de Tucupita, estado Delta Amacuro, con rumbo a Trinidad y Tobago, revelan detalles de lo sucedido.
“En el momento de la salida, la embarcación contaba con dos motores y uno de ellos tenía graves dificultades y se cortaba continuamente. Al acercarse a las inmediaciones de Moruga, Trinidad, el motor volvió a cortarse y tuvieron dificultades para moverse en el agua”, señalan en el texto compartido.
Explicaron que mientras se acercaban, escucharon una fuerte voz seguida de dos bengalas. Una de ellas fue lanzada al aire, mientras que la otra fue disparada hacia el barco. Poco después, se oyeron fuertes ruidos y se dieron cuenta que la embarcación estaba siendo atacada con varios disparos.
“Entonces se dieron cuenta de que era la embarcación del TTCG, ocupada por seis oficiales. Todas las personas intentaron ponerse a cubierto en la embarcación después de que se efectuaran unos 20 disparos contra el barco. En ese momento, la embarcación de la Guardia Costera estaba a unos 30 metros de distancia“, agregan.
¿Qué pasó después?
Según las declaraciones, la Guardia Costera dejó de disparar cuando escucharon a una mujer que exclamaba que le habían disparado a su hijo. Las autoridades se acercaron lentamente y al darse cuenta que el bebé había sido alcanzado por un proyectil, pidieron ayuda a una segunda embarcación mucho más grande.
“En ningún momento tenían ningún arma ni dispararon contra la embarcación de la Guardia Costera. En ningún momento dejaron caer nada de su barco. Cuando llegó la embarcación más grande, primero sacaron a la madre del niño fallecido y la colocaron en su embarcación”, explican.
Posteriormente los agentes empezaron a sacar al resto de los migrantes venezolanos y los colocaron en su barco. Esto, mientras el cuerpo del bebé permanecía en la embarcación en la que fue asesinado.
De acuerdo a Saavedra, quien se encontraba a dos asientos de distancia de la mujer del bebé fallecido, ella trató de proteger al resto de los niños que se encontraban a bordo de la embarcación. “Cuando los subieron a la embarcación, los pusieron de rodillas en la cubierta del barco durante un tiempo y luego les dijeron que se sentaran antes de llevarlos a tierra. Al llegar a la orilla, los metieron en una furgoneta en la que fueron trasladados a las instalaciones del helipuerto”, acotaron.
Asimismo, explicaron que cuando estaban en las instalaciones varios niños se pusieron enfermos, aunque no han sido atendidos por el personal sanitario de Trinidad y Tobago.
“Hasta la fecha, no se ha entrevistado a ninguno de los ocupantes de la embarcación, ni se han emitido órdenes de detención ni de deportación”, finalizaron.