Ha transcurrido un año desde que comenzó la pandemia, y aún sigue habiendo dudas sobre el origen del coronavirus que ha causado la muerte de millones de personas en el mundo.
El periodista científico Nicholas Wade intentó dar respuesta a varias interrogante. En la investigación, considerada la más completa hasta la fecha, señala que la teoría de una fuga de laboratorio del SARS-CoV-2 no sólo es muy plausible sino, de hecho, es la más probable.
Según Wade, el patógeno fue adecuado para infectar a los humanos. En este sentido, resaltó que existe poca evidencia que permita muestre una evolución de un virus de los murciélagos a un virus que ataca el sistema humano.
En su artículo, el periodista comparó el nuevo patógeno con el virus SARS1, que surgió en 2003, y MERS, que causa el síndrome respiratorio por coronavirus de Oriente Medio. En el caso de ambos virus, su origen animal fue identificado, algo que no ocurrió con el nuevo, según reseña Infobae.
“No hay evidencia de que el virus realice múltiples saltos independientes desde su huésped intermedio a las personas, como lo hicieron los virus SARS1 y MERS. No hay evidencia de los registros de vigilancia hospitalaria de que la epidemia estuviera cobrando fuerza en la población a medida que evolucionaba el virus. No hay explicación de por qué debería estallar una epidemia natural en Wuhan y en ningún otro lugar”, dijo.
Asimismo, Wade expuso que no hay una explicación de cómo el virus adquirió su sitio de escisión de furina, una pequeña región de la proteína de espícula compuesta por entidades conocidas como codones de arginina.
Por estas razones, según Wade, “la teoría de la emergencia natural lucha contra una serie erizada de inverosimilitudes”.
Conflictos de interés y silencio
El periodista científico afirmó que hubo dos grupos que tuvieron una “enorme influencia” que llevó a descartar casi de inmediato la teoría de la fuga del laboratorio.
El primer grupo estaba liderado por Peter Daszak, presidente de EcoHealth Alliance, una ONG estadounidense dedicada a la investigación de enfermedades infecciosas, y la cual recibe financiación de los Institutos Nacionales de Salud de EEUU y del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas dirigido por el epidemiólogo Anthony Fauci.
Daszak estuvo detrás de una carta publicada en la revista The Lancet en la que un grupo de 27 expertos condenaban “las teorías de conspiración que sugieren que el covid-19 no tiene un origen natural” y defendían a los científicos chinos.
No obstante, Wade aseguró que la carta publicada en febrero de 2020, “fue demasiado pronto para que alguien pudiera estar seguro de lo que había sucedido”.
El segundo es un grupo de virólogos bajo el control de Kristian Andersen, del Centro de Investigación Scripps, encargado de la investigación en ciencias biomédicas básicas.
De este grupo, aseguró que sobre la pandemia, mostraba que el SARS-CoV-2 “no es una construcción de laboratorio o un virus manipulado a propósito”.
Esas cartas, consideradas para Wade una “declaración política”, fueron “efectivas” para desestimar la teoría de las fugas de laboratorio.
“Las carreras pueden ser destruidas por salirse de la línea. Cualquier virólogo que desafíe la opinión declarada de la comunidad corre el riesgo de que su próxima solicitud de subvención sea rechazada por el panel de compañeros virólogos que asesora al gobierno sobre la agencia de distribución de subvenciones”, escribe.
Otra razón expuesta por Wade, está relacionada con un posible conflictos de interés que impulsan la teoría del origen natural. Además, criticó al papel de los grandes medios estadounidenses, considerando que su postura sobre el tema se vio sesgada por su oposición a Trump.
A su vez, advirtió que hasta que no se publiquen los registros del laboratorio de Wuhan no hay pruebas de que el virus haya escapado de allí.
Con respecto a la evolución natural, explicó que los virus que saltan a nuevos huéspedes necesitan muchas mutaciones para perfeccionar su adaptación. Sin embargo, el SARS2 se adaptó enseguida a las células humanas y apenas ha cambiado desde entonces.
Y aunque aún la teoría es difícil de explicar, el periodista señaló que el virus “se estaba cultivando en ratones humanizados”, por lo que se adaptó bien a las personas.
¿Quién tuvo la responsabilidad?
Wade también habló de quiénes serían los principales responsables en caso de que se confirme que el virus realmente se haya originado en un laboratorio.
En primer lugar, apuntó a los virólogos chinos, “si el virus se escapó de su laboratorio, se merecen la censura mundial por un accidente previsible que ya ha causado la muerte de tres millones de personas”.
En el segundo lugar ubicó a las autoridades chinas, que han hecho todo lo posible por ocultar la naturaleza de la tragedia y su responsabilidad en ella.
“Hicieron todo lo posible para manipular la investigación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre los orígenes del virus y llevaron a los miembros de la comisión a una infructuosa carrera. Hasta ahora han demostrado mucho más interés en desviar la culpa que en tomar las medidas necesarias para prevenir una segunda pandemia”, sostuvo.
En tercer lugar, Wade apuntó a los virólogos de todo el mundo, quienes no pudieron resistir la tentación.
“Hasta ahora, los beneficios de la investigación para prevenir futuras epidemias han sido nulos y los riesgos son enormes”, escribe Wade.
“Las personas de todo el mundo que han estado prácticamente confinadas en sus hogares durante el último año podrían querer una respuesta mejor que la que les están dando los medios. Quizás, con el tiempo, aparezca una. Después de todo, cuantos más meses pasen sin que se consiga una evidencia favorable, menos plausible resultará la teoría de la emergencia natural”, finalizó