El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca ha restaurado una política exterior estadounidense basada en «la doctrina de la ley del más fuerte», muy ligada al estilo del mandatario, pero que volvió a Washington con una diferencia con su primer mandato: «ahora no tiene a nadie que le frene en sus impulsos», según la agencia EFE, que hizo una serie de reportajes sobre los primeros 100 días de mandato del republicano.
La agencia española indica que estos primeros días de mandato, Trump ha retomado «el desdén» hacia los organismos multilaterales, además de mostrar un acercamiento a figuras autocráticas, así como la defensa de la idea de unas relaciones exteriores en las que Estados Unidos siempre debe salir ganando, bien sea que se trate de las guerras en Ucrania y Gaza o en disputas con la Unión Europea, Canadá, Groenlandia o Panamá.
«Ha habido muy pocos cambios en las líneas generales de su política exterior desde su primera a su segunda administración», dijo a EFE Christopher Layne, de la Texas A&M University, quien describe el estilo del magnate como «visceral».
Y señala: «La gran diferencia es que ahora no hay nadie en su entorno para frenar sus instintos con una dosis de contexto histórico».
Asimismo, William Wohlforth, experto en política internacional de la Dartmouth University, dijo que en esta ocasión Trump siente que puede «ser más radical y está menos constreñido» en su idea de una «diplomacia transaccional cortoplacista que aprovecha el poder que todavía tiene Estados Unidos a nivel global».
Mientras tanto, para James Goldgeier, de la American University, lo que más destaca del republicano es que «sigue mostrando admiración por los hombres fuertes y desdén por los aliados democráticos».
El foco de Trump: Ucrania
Según los expertos, esa admiración por figuras fuertes afecta directamente el principal tema de la agenda exterior de Trump: la guerra en Ucrania, un conflicto que prometió terminar en menos de 24 horas apenas retomara el poder y que a 100 días de gobierno sigue sin avanzar hacia una solución.
No obstante, ha habido conversaciones que han desembocado en un renovado acercamiento a Moscú, algo que ya ocurrió en el primer mandato (2017-2021), con críticas «muy contadas2 hacia el presidente ruso, Vladímir Putin, en contraste con constantes ataques al ucraniano Volodímir Zelenski, a quien de hecho, Trump le hizo un «desplante histórico en la Casa Blanca».
«A punto de cumplirse 100 días este miércoles, Trump no ha logrado su objetivo. Sin embargo, bajo la amenaza de cortar la ayuda militar, ha forzado a Kiev a sentarse a negociar un acuerdo que probablemente implique grandes cesiones a Rusia», señala el reporte.
Y añade que el afán del mandatario estadounidense por alcanzar un pacto en sus primeros 100 días ha intensificado los contactos, a la par que Trump usa sus redes para presionar a ambas partes para que acepten una propuesta de paz que obligaría a Rusia a cesar los combates a cambio de conservar parte de las zonas ocupadas y que Ucrania renuncie a ingresar en la OTAN. pero, además, Trump quiere obtener una buena tajada por «ayudar» a Ucrania y pretende obtener acceso a la explotación minera en territorio ucraniano.
«A Trump no le importa el futuro de Ucrania. Quiere encontrar la manera de llegar a acuerdos con Rusia y eso guiará su política», advirtió Goldgeier al respecto.
El choque con Europa
Mientras, «Europa asiste como espectadora a las negociaciones», con una UE que se une mayoritariamente en favor de Ucrania, al tiempo que Trump que las naciones europeas aumenten sus aportaciones a la OTAN, ya que considera «ridículo» el actual compromiso del 2% del PIB en Defensa.
«Trump expresa un sentimiento generalizado de que los acuerdos de seguridad y comercio que Washington alcanzó con Europa tras la Segunda Guerra Mundial ya no benefician a Estados Unidos», explicó Layne, quien auguró tiempos inestables en la relación transatlántica.
Gaza y «los delirios expansionistas»
El reportaje también menciona que el republicano se adjudicó un primer «éxito» antes de su investidura al lograr en enero una tregua en la ofensiva israelí sobre Gaza.
«Pero Israel, envalentonado por el respaldo sin fisuras de Trump al Gobierno de Benjamín Netanyahu, rompió el alto el fuego en marzo, y desde entonces ha causado más de 2.100 muertes», señaló EFE.
Y recordó que en su primera reunión con Netanyahu, Trump propuso que Estados Unidos asumiera el control del enclave palestino para expulsar a sus habitantes y construir un desarrollo inmobiliario, «una idea calificada como limpieza étnica pero que parecía más destinada a presionar a los países árabes para financiar la reconstrucción de Gaza».
Además, Trump ha reavivado su interés por anexar Groenlandia a Estados Unidos, y también ha sugerido que Canadá podría ser el «estado número 51». a la par, insiste en que quiere recuperar el canal de Panamá.
Esta estrategia, advirtió Nicholas Bequelin, experto de Yale, «podría romper el principio central del orden mundial de posguerra: la prohibición de la expansión territorial a expensas de otras entidades soberanas».