Venezuela mantiene una política de bonos y ayudas que le ha permitido al chavismo consolidar el apoyo de ciertos sectores populares gracias a diversos beneficios, tales como el Bono de Guerra Económica, por ejemplo; aunque las presiones fiscales de la nación caribeña hacen que ello sea algo cada vez más difícil de cargar para el el Gobierno entrante, conformen más ayudas se desmontan.
“La dependencia del Estado le ha hecho mucho daño al venezolano. Al venezolano más bien tiene que liberársele su capacidad productiva, con la educación, con el emprendimiento y creando un clima apropiado para el establecimiento de negocios pequeños y grandes que les permitan insertarse en un mercado de trabajo formal”, manifestó en entrevista con Bloomberg Línea el economista e integrante del Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF) José Guerra.
En su opinión, el enfoque de la política social tiene que dirigirse más bien a crear capacidades en los venezolanos para que puedan educarse mejor, lo que denominó como “el gran subsidio a la educación pública, para que puedan capacitarse, adquirir habilidades para trabajar y en consecuencia lograr conseguir un trabajo y un salario decente”.
Estas ayudas o bonos “se han utilizado más como una herramienta para generar clientelismo” en Venezuela, en donde este tipo de instrumentos ni siquiera logran cubrir las demandas de las poblaciones más vulnerables en el país, dijo a Bloomberg Línea la académica venezolana Nastassja Rojas.
La adopción del denominado Carnet de la Patria durante la Administración de Nicolás Maduro como un supuesto instrumento para la focalización de las ayudas sociales, también ha sido señalado como un mecanismo de control social y político, especialmente para coaccionar a los electores durante los comicios a la Presidencia.
La politóloga e internacionalista señala que si bien varios de estos instrumentos han sido atados al salario mínimo, no tienen impacto en las prestaciones sociales y, por lo tanto, señala que no son bonos o subvenciones que puedan apuntar a un crecimiento económico para el país.
“No creo que el oficialismo vaya a reconocer una derrota, pero si la oposición llegara al poder, no pueden desmontar todas esas ayudas de la noche a la mañana, porque precisamente ese tipo de cambios no son populares a pesar de que mucha gente como tú ves, incluso los adultos mayores, saben y ya son conscientes que estos bonos no tienen una gran relevancia o impacto en su economía”, dijo Rojas.
En todo caso, “bien o mal, con pensiones y salarios tan bajos, la gente algo hace con ese tipo de bonos. Esa figura del Bono de Guerra Económica les ha servido muy bien para utilizarla bajo ese mismo argumento: poder sostener una narrativa, por un lado, y por el otro, generar este tipo como de clientelismo asociado al contexto electoral”, dijo.