El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha anunciado la creación de un viceministerio para la migración venezolana, una medida que ha sorprendido a muchos. Ante el éxodo venezolano, que se estima en 7,7 millones de personas según la plataforma R4V de Naciones Unidas, Maduro hizo un llamado el 22 de junio para que los connacionales en el exterior regresen al país caribeño.
“Pasamos roncha (dificultades), pero dura, y ya vamos mejorando, recuperándonos, por eso yo les he dicho a todos esos venezolanos, a todos, donde estén, (…) vénganse”, dijo, mientras busca su reelección para el 28 de julio.
Pedro Sassone será el encargado del nuevo viceministerio, que se enfocará en ayudar a los venezolanos que deseen regresar. Sin embargo, no se ha especificado cuándo iniciará sus funciones.
El viceministerio tendrá como objetivos:
- Ofrecer asistencia jurídica y garantizar la identidad con documentos como cédulas y pasaportes.
- Proporcionar programas educativos para completar estudios secundarios o universitarios.
- Brindar protección socioeconómica con ayudas económicas para emprendimientos y negocios.
- Crear espacios de diálogo sobre la situación de los migrantes.
La creación del viceministerio se da en un contexto donde la participación de los venezolanos en el extranjero es limitada, ya que solo 69.000 ciudadanos están habilitados para votar en el exterior.
Jefferson Diaz, periodista venezolano, señala que Maduro ha pasado de negar la migración a reconocer su importancia política. Critica el nombramiento de Sassone como “una burla”, recordando su papel como excónsul en Ecuador y las dificultades que enfrentaron los migrantes cuando se cerraron los consulados.
Orlenys Ortiz, comunicadora digital venezolana, considera la creación del viceministerio una decisión necesaria y celebra el espacio formal para atender a los migrantes.
Un estudio del Observatorio de la Diáspora Venezolana (ODV) revela que el 48,5% de los migrantes posee estudios de posgrado y el 30,9% tiene educación universitaria. Además, tres cuartas partes están empleados en sus países de acogida. En cuanto a las edades, el 20% tiene entre 31 y 42 años, el 30% entre 43 y 54 años y el 27.5% entre 55 y 67 años.
Con información de Bloomberg Línea.