El mandatario estadounidense, Joe Biden, delineó un nuevo conjunto de medidas que restringirán el asilo a aquellos migrantes que intenten ingresar de manera irregular al país norteamericano. Esta decisión se traducirá en el cierre de la frontera sur con México en momentos en que el número de arribos “excedan la capacidad” de procesamiento en los puntos de entrada, situación que se presenta actualmente.
La Casa Blanca comunicó que “estas acciones estarán vigentes cuando la frontera sur se vea abrumada y harán más fácil para los oficiales de inmigración expulsar rápidamente a las personas que no tienen base legal para permanecer en EEUU”.
Estas restricciones, que entrarán en vigor de manera inmediata, se activarán cuando el promedio semanal de encuentros en la frontera exceda los 2.500 diarios y cesarán si los arrestos disminuyen a menos de 1.500 por día, según informó un alto funcionario de la Administración bajo anonimato.
Las excepciones a estas medidas incluirán a menores no acompañados, individuos que enfrenten serias amenazas médicas o de seguridad y víctimas de tráfico humano, tal como especificó el mismo funcionario.
El comunicado también aclara que estas medidas “no son permanentes” y se levantarán cuando la cantidad de cruces irregulares disminuya a un nivel que permita un procesamiento seguro y “eficaz” en los puertos de entrada.
Expulsión acelerada
Además, la Administración demócrata anunció directivas que incluyen propuestas para asegurar la expulsión acelerada de migrantes que constituyan un riesgo para la seguridad nacional, así como un sistema para “resolver más rápidamente una parte de los casos de inmigración” de solicitantes de asilo.
Estas iniciativas buscan permitir que el sistema judicial de Estados Unidos determine con mayor celeridad quiénes carecen de fundamentos legales para residir en el país y brindar “protección a aquellos con reclamos válidos”. No obstante, la Casa Blanca ha enfatizado que la reforma del “abrumado sistema de inmigración sólo puede crearse y ser financiado por el Congreso”, actualmente con una mayoría republicana.
Este anuncio se produce en un contexto donde la inmigración se ha posicionado como una de las principales inquietudes de los votantes estadounidenses de cara a las elecciones presidenciales de noviembre, en las que Biden buscará la reelección.
El presidente se esfuerza por contener un aumento en las llegadas a la frontera sur, después de que un proyecto de ley bipartidista sobre seguridad fronteriza fuera rechazado en el Congreso por la mayoría de los republicanos y algunos demócratas, provocando la crítica del exmandatario y principal aspirante republicano a la presidencia, Donald Trump.
Tras registrar números récord en 2022 y 2023, las llegadas a la frontera sur con México han visto una reducción, de acuerdo con los últimos datos oficiales. En abril de 2024, la Patrulla Fronteriza contabilizó 128.900 encuentros con migrantes irregulares, lo que representa un 6% menos que en marzo de 2024 y un descenso del 30% en comparación con el mismo periodo del año anterior.
La nueva orden ejecutiva se fundamenta en la sección 212 (f) de la Ley de Inmigración de Estados Unidos, que confiere amplia autoridad al presidente para prohibir la entrada al país de cualquier grupo de inmigrantes considerados “perjudiciales para los intereses de EEUU”.
Dicha disposición fue empleada por Trump durante su presidencia (2017-2020) como base para su política de “tolerancia cero” hacia los cruces irregulares y la prohibición de ingreso a ciudadanos de siete países mayoritariamente musulmanes. Trump ha asegurado que adoptará una “mano dura” en materia de inmigración si retorna a la presidencia.
Finalmente, la Administración actual ha recordado que ha impuesto sanciones a compañías colombianas involucradas en el tráfico de migrantes y ha limitado los visados a más de 250 ciudadanos nicaragüenses, incluyendo a funcionarios del gobierno de Daniel Ortega y sus familiares.
Con información de Voz de América (VOA).