El Kremlin acusó este lunes a Ucrania de enviar un grupo de “saboteadores ucranianos” a la región rusa de Belgorod, situada a unos 40 kilómetros al norte del límite fronterizo.
Por su parte, Kiev negó la versión rusa y afirmó que se trata de milicias de voluntarios rusos que entraron en el territorio para crear una “franja de seguridad” destinada a proteger a los civiles ucranianos, recoge Bloomberg.
El reporte del Kremlin
El vocero del Kremlin, Dmitry Peskov, declaró que el presidente Vladimir Putin recibió informes del ministerio de Defensa y de funcionarios de seguridad sobre el supuesto ataque, que calificó de “provocación” por parte de Ucrania.
Peskov aseguró que Rusia tiene fuerzas suficientes para repeler la presunta agresión y que no permitirá ninguna violación de su soberanía e integridad territorial.
Según el gobernador de Belgorod, Viacheslav Gladkov, que pubicó un mensaje en su canal de Telegram, un “grupo de sabotaje y reconocimiento” de las fuerzas armadas ucranianas había entrado en la zona y que los militares rusos junto con los guardias fronterizos estaban tomando “las medidas necesarias para eliminar al enemigo”.
Gladkov pidió a la población local que se mantenga alejada de las zonas de combate y que siga las instrucciones de las autoridades.
La cadena rusa RT difundió imágenes de disparos y humo procedentes de la localidad de Graivoron, en la región de Belgorod, cerca de la frontera. Según el medio de comunicación estatal, se trata del lugar donde se ha producido el enfrentamiento entre las fuerzas rusas y los supuestos saboteadores ucranianos.
La versión ucraniana
Andriy Yusov, portavoz de la inteligencia militar ucraniana, desmintió las acusaciones del Kremlin y dijo en una entrevista a la emisora ucraniana Suspilne que la operación está siendo llevada a cabo por milicias de voluntarios rusos.
Yusov identificó a dos grupos armados que entraron en la región de Belgorod: la “Legión Libertad de Rusia” y el “Cuerpo de Voluntarios Rusos”. Según el alto funcionario, estos grupos tienen como objetivo crear una “franja de seguridad” destinada a proteger a los civiles ucranianos que viven cerca de la frontera.
Este es el segundo incidente de este tipo que Moscú reporta en los últimos dos meses, en medio de su cruenta invasión a Ucrania.
En marzo, Rusia acusó al país vecino de un ataque de sabotaje en un pueblo de la región de Byransk, cerca de la frontera ucraniana, en el que murieron dos civiles y resultó herido un niño de 10 años. Kiev negó la acusación, calificándola de intento de las autoridades rusas de conseguir apoyo público para la invasión.
