El presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, decretó este miércoles la disolución de la Asamblea Nacional (AN), de mayoría opositora, y solicitó la convocatoria de nuevas elecciones.
Esta decisión se produce en medio del juicio político iniciado en su contra por acusaciones de malversación de fondos públicos, algo que Lasso ha negado y calificado como una maniobra política para desbancarlo.
La “muerte cruzada”, un mecanismo constitucional, permite al jefe de Estado disolver la Asamblea Nacional si considera que está obstaculizando su capacidad para gobernar.
Ahora, Lasso deberá llamar a nuevas elecciones legislativas y presidenciales en seis meses, en las que se arriesga a perder el poder.
“Esta es una decisión democrática, no solo porque es constitucional, sino porque le devuelve al pueblo ecuatoriano, a ustedes, el poder de decidir su futuro en las próximas elecciones”, sostuvo el mandatario.
Esta es la primera vez que se aplica la “muerte cruzada” desde su introducción en la Constitución en 2008 bajo el gobierno de Rafael Correa.
El tribunal electoral de Ecuador debe decidir la fecha de las nuevas elecciones dentro de los siete días posteriores a la disolución de la Asamblea Nacional.