Cuba está recurriendo cada vez más a Rusia y México para obtener petróleo y aliviar la escasez de diésel y gasolina, así como complementar los suministros cada vez más escasos de crudo y combustible venezolano.
Venezuela ha sido durante más de dos décadas el principal aliado político de Cuba y el mayor proveedor de crudo y combustible para la nación isleña, entregando fuel oil para la generación de energía, gasolina, diésel, turbosina y gas para cocinar.
Sin embargo, la lucha de la nación sudamericana por producir suficiente combustible para sus propias necesidades la ha dejado incapaz de alimentar completamente a su vecino caribeño. Las exportaciones de petróleo de Venezuela a Cuba en lo que va del año se han reducido a 55.000 barriles por día (bpd) desde casi 80.000 en 2020, reporta Reuters.
Bajo la presidencia de Andrés Manuel López Obrador, México ha enviado un volumen creciente de combustible a la nación gobernada por comunistas. Un tanquero propiedad de la petrolera estatal mexicana Petróleos Mexicanos (Pemex), el Bicentenario, desde abril ha descargado dos veces en una refinería cubana en La Habana, de las pocas que producen gasolina en la isla.
Un buque separado, de propiedad independiente, el Fortunato de bandera panameña, también ha visitado dos veces puertos cubanos desde enero desde la terminal mexicana de Salina Cruz transportando gas licuado de petróleo (GLP), que generalmente se usa para cocinar.
Un salvavidas para Díaz-Canel
Cuba también ha importado desde noviembre al menos cinco cargamentos de Rusia, un proveedor desde hace mucho tiempo, así como combustible de terminales del Caribe y Europa.
El combustible, aunque no es suficiente para satisfacer la demanda, puede resultar un salvavidas para la administración de Miguel Díaz-Canel, plagada de crisis, que impuso el racionamiento, lo que ha provocado colas de días para obtener gasolina, diésel y propano en toda la isla caribeña.
El gobierno de Cuba dijo la semana pasada que sus proveedores tradicionales de combustible no habían cumplido sus compromisos. Los funcionarios también culpan de la crisis a las sanciones estadounidenses, que complican el financiamiento y el transporte de combustible a Cuba.
Así, los suministros de Rusia y México parecen estar compensando, en parte, un volumen insuficiente de combustibles terminados venezolanos y entregas de crudo venezolano más pesado, que son más difíciles de procesar y producen menos gasolina.