Una ciudadana rusa de 70 años llamada Olga Slegina fue multada por desacreditar a las Fuerzas Armadas en una conversación pública en la que elogió al presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski. Según la organización de Derechos Humanos Memorial, Slegina afirmó que el mandatario ucraniano era “guapo” y alabó su sentido del humor durante unas vacaciones en el Cáucaso en diciembre de 2022.
La situación comenzó cuando Slegina dijo tales cosas positivas Zelenski primero ante una compañera de mesa y luego en presencia de una camarera. “Todos solían reírse de sus chistes”, afirmó, en alusión a la etapa de actor del ahora presidente.
Tras quejas sobre sus comentarios, la mujer fue trasladada por la policía y supuestamente coaccionada a firmar un documento que no reflejaba las palabras exactas que había usado. Slegina afirmó que se dio cuenta de la manipulación de las palabras después de firmar el documento. Las autoridades rusas registraron sus palabras como simpatías hacia Ucrania y pronosticando que Zelenski “gobernará a todos”.
El juicio se celebró en abril y se rechazó la posibilidad de examinar las imágenes del comedor donde ocurrieron los hechos y de que testigos comparecieran en el caso, alegando que ya habían declarado por escrito. Finalmente, se decidió que Slegina debía pagar una multa de 40.000 rublos —unos 489,20 dólares (USD)—.
Persecución de cualquier crítica
Desde su invasión a Ucrania, que comenzó en febrero de 2022 y no ha cesado, el Gobierno ruso ha intensificado la persecución de cualquier forma de crítica hacia sus Fuerzas Armadas. Esto se ha traducido en un recorte en las libertades individuales que ha sido criticado por varias organizaciones defensoras de los Derechos Humanos.
El caso de Slegina no es el único en Rusia en el que alguien ha sido penalizado por similares motivos. A principios de marzo, un hombre de Kazajistán fue multado con USD 110 por tuitear que las Fuerzas Armadas rusas no eran “tan poderosas como solían ser”
Otras medidas de Rusia contra su propia población incluyen la criminalización de cualquier discurso que sea considerado “extremista”, lo que ha llevado a arrestos y condenas de activistas políticos en el país.
El gobierno ruso ha sido duramente criticado por varias organizaciones internacionales de Derechos Humanos por estas medidas, y también por la limitación del espacio político y la independencia de los medios de comunicación. El país euroasiático ha sido señalado como uno de los peores en términos de libertades civiles.
