Parte de los opositores nicaragüenses deportados la semana pasada a Estados Unidos iniciaron trámites burocráticos para acogerse a la ayuda brindada por el Gobierno español, que ofreció la nacionalidad a todos ellos, en unos primeros días de exilio marcados por la confusión y por el agradecimiento por el respaldo ofrecido desde España.
El canciller español, José Manuel Albares, reveló el lunes que “varios” de los 222 opositores de Nicaragua que fueron desterrados a Estados Unidos y privados de nacionalidad han aceptado la oferta ibérica.
Así, hasta el lunes, más de una decena de personas se habían puesto en contacto con los servicios consulares españoles para iniciar los trámites, entre ellos algunos que ya lo habrían hecho público como Oscar-René Vargas e Irving Larios.
Otros, en cambio, no saben aún qué camino seguir.
Las autoridades de Estados Unidos concedieron a los presos exiliados un estatus humanitario vigente en principio durante dos años, pero la prensa opositora nicaragüense constató que gran parte de quienes han llegado al país norteamericano carecen de familiares o contactos directos.
Tanto las autoridades nicaragüenses como las estadounidenses han descartado que la deportación derivase de algún tipo de negociación.