El Gobierno de Ucrania acusó a las Fuerzas Armadas de Rusia de intentar convertir Jersón en una “ciudad de muerte”, con minas antipersonales ocultas que servirían como trampas ante la entrada de las tropas ucranianas, que aspiran a recuperar la única capital provincial ocupada desde el inicio de la invasión en febrero.
“El Ejército ruso ha minado todo lo que ha podido: apartamentos, alcantarillas. La artillería en la orilla izquierda (del río Dniéper) planea convertir la ciudad en ruinas”, afirmó Mijailo Podoliak, asesor del presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski.
“Así es como se ve el ‘mundo ruso’: vinieron, robaron, celebraron, mataron ‘testigos’, dejaron ruinas y se fueron“, repasó en Twitter, un día después de que Moscú confirmase el repliegue y el paso definitivo a la ribera derecha del Dniéper tras la evacuación de decenas de miles de personas.
El Gobierno ruso evitó asumir esta retirada como una derrota y habló, en cambio, de cuestiones logísticas. Entretanto, Kiev no descarta que todo sea una trampa para lanzar una contraofensiva, una tesis que han compartido en los últimos días tanto autoridades militares como políticas.
La Inteligencia militar británica también vio “probable” que las fuerzas rusas dejaran minas en las zonas de las que ahora se retiran para retrasar el avance de las tropas ucranianas. Con este objetivo, destruyeron además varios puentes en la región, una de las cuatro que Rusia reivindica como propias tras los referéndums fraudulentos.