La Federación de Psicólogos de Venezuela (FPV) condenó la implementación y promoción de las mal llamadas “terapias de conversión” en el país sudamericano, con las que fanáticos religiosos y algunos profesionales —haciendo caso omiso de sus pares y la ONU— pretenden “corregir” la orientación sexual o identidad de género de personas que no padecen trastorno mental alguno.
La FPV recordó, mediante un comunicado, que la homosexualidad y la transexualidad no son enfermedades y, en consecuencia, “no existen tratamientos psicológicos, psicoterapéuticos ni psiquiátricos dirigidos a ‘curar’ la diversidad sexual”.
“Las llamadas terapias de conversión o reparativas que se proponen ‘curar’ (…) cualquier expresión de la sexo-diversidad están prohibidas a nivel mundial pues vulneran la libertad de los consultantes a la autodeterminación“, reza la misiva.
En función de esto, la federación recordó que la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización de Naciones Unidas (ONU) en general prohíben estas intervenciones y exponen que son consideradas una violación a los derechos humanos, “incluso considerándolas una forma de tortura”.
“Solo trae más sufrimiento”
Por otra parte, en cuanto a Venezuela, la FPV señaló que la Constitución y tratados internacionales a los que está adscrita la nación garantizan derechos sexuales para personas homosexuales, transexuales, bisexuales e intersexuales (englobadas como personas de la comunidad Lgbti).
Así, repudió “categóricamente cualquier acto discriminatorio frente a cualquier persona” y llamó a los venezolanos a “rechazar este fraude que solo trae más sufrimiento físico y emocional a las personas”.
“Condenamos la oferta y prácticas de las mal llamadas terapias de conversión. Estos son procedimientos violatorios de los derechos humanos y, en consecuencia, implican una falta ética gravísima por parte de profesionales de la salud mental que las empleen”, sostuvo el texto.
Por último, resaltaron que estas falsas terapias tienen comprobados efectos dañinos en la vida de las personas que se someten a ellas, “entre los que destacan el aumento de trastornos depresivos, de ansiedad y suicidio”.
