La figura más clara de la “internacionalización” del pranato es el Tren de Aragua

Captura de pantalla de la presentación de Carolina Girón, directora del Observatorio Penitenciario de Venezuela. 9 de agosto de 2022.

Los pranes, acrónimo de presos rematados asesinos natos, son criminales que lideran y controlan algunas cárceles venezolanas; la figura se había ido “consolidando” durante los últimos años con la “venia” del Estado, y se ha extendido por toda América Latina, coinciden expertos.

Cuando el Estado venezolano quiso tomar el control, “ya era demasiado tarde”; se había “institucionalizado” la figura del pranato, afirma Humberto Prado, director del Observatorio Latinoamericano y del Caribe de Prisiones (Olacp).

En ese sentido, Prado expuso que, aproximadamente a partir del 2008, altos funcionarios del Gobierno, para mantener el control de los centros de reclusión, comenzaron a establecer conversaciones con los pranes, dejando en segundo lugar a las autoridades carcelarias.

“Lo que existe es una complicidad del crimen corporativo entre el Estado y los pranes en nuestro país”, dijo durante el foro ¿Bajo qué control operan los pranes en las cárceles venezolanas?, organizado por el OVP.

Luis Izquiel, abogado penalista y profesor de criminología de la Universidad Central de Venezuela (UCV), advierte sobre los peligros que implica el hecho de que esas figuras hayan adquirido “tanto poder”.

“Una de las fortalezas de los pranes, de las razones por las cuales tienen poder es el armamento que tienen dentro de las cárceles. Está claro que esos armamentos entran bajo la complicidad de muchos funcionarios militares y del ministerio penitenciario”, afirma.

Ronna Rísquez, periodista especializada en crimen organizado, letalidad policial y derechos humanos, explica que, en los casos de cárceles que funcionan bajo figura del pranato, hay presencia de funcionarios de seguridad, pero no tienen control alguno. “Aunque tienen un director, termina siendo al parecer una especie de figura decorativa”, apunta.

Captura de pantalla de la presentación de Carolina Girón, directora del Observatorio Penitenciario de Venezuela. 9 de agosto de 2022.

“Identificamos al menos 19 formas de rentas criminales (micro trafico de drogas, extorsiones, comercialización de comida, entre otras) que permiten a los pranes financiarse y, en algunos casos, hay participación de funcionarios”, resaltó al adelantar datos de una investigación que será divulgada próximamente.

La situación es tan compleja y distorsionada que se vuelve difícil de explicar, incluso para expertos. Por ejemplo, relata Rízquez, pranes de la cárcel de Vista Hermosa al sur del país, ya tenían que haber salido en libertad, pero no lo hacen porque “deciden quedarse para operar estos negocios que le son muy lucrativos”.

“Mueven millones de dólares. Tienen rentas ilegales que les sirven para consolidar su poder y son la razón por las que se mantienen dentro de la prisión”, añade al precisar que los grupos que pertenecen al pranato son pequeños, pero están armados.

“Internacionalización” del pranato

El Tren de Aragua es bien conocido en Venezuela y, de un tiempo para acá, en varios países de Latinoamérica, entre ellos, Perú, Chile, Colombia y Brasil. Es una megabanda dedicada, entre otras actividades delictivas, a la extorsión, secuestros, homicidios, sicariatos, venta de drogas, tráfico de armas y de personas.

La organización criminal opera desde la cárcel de Tocorón en el estado Aragua (centro del país), donde se ubica su líder, Héctor Rusthenford Guerrero, alias Niño Guerrero, y es considerada la “más poderosa” de Venezuela según la organización Insight Crime, que asegura tuvo una rápida expansión en 2020 y 2021.

La figura más clara de la “internacionalización” del pranato es precisamente el Tren de Aragua, según Izquiel, quien no tiene dudas de que se trata de la pandilla de “mayor expansión” en Latinoamérica.

“Se ha expandido mucho más que el PCC, que el comando Vermelho, pandillas brasileras, yo diría mucho más también que Las Maras. Uno de los resultados de la consolidación de un pran como el Niño Guerrero es el Tren de Aragua”, dijo.

Izquiel resalta que a criminales fuera de Venezuela les interesa obtener conocimientos sobre la “experiencia” carcelaria del Tren de Aragua y no descarta que el fenómeno se repita en centros de reclusión en otros países, ante la “exportación” de ese “conocimiento”.

Rízquez añade que la capacidad de tener un “amplio portafolio de actividades ilegales” le ha permitido a la organización criminal asentarse en otros países.

“El Tren de Aragua ha encontrado en el trafico de migrante y en la trata de mujeres para la explotación sexual un nicho que le ha permitido establecerse en varios países de América Latina, entre ellos Chile. Lo han logrado gracias a la posibilidad que desarrollaron dentro de las prisiones de poder operar en distintos tipos de delitos”, puntualizó.

La situación, sostiene Rísquez, es resultado de lo que se vive en las prisiones venezolanas, usadas como “guaridas o bases de operaciones”.

Izquiel, también experto en temas de seguridad ciudadana, dice no ver perspectivas de cambio mientras continúe la situación política actual en el país y sostiene que hasta tanto no haya una modificación en la forma de dirigir las cárceles, las consecuencias las seguirán “pagando” los venezolanos y seguramente otros países de la región.

El problema tiene solución si hay un gobierno con “voluntad política”, resaltan los especialistas que, además, recomiendan a las autoridades de otros países no ceder “ni un milímetro” de la responsabilidad del Estado a bandas internas, como insiste Prado.

Luego de que en junio las autoridades chilenas encontraron armas, drogas y el cadáver de un hombre con signos de torturas en Arica, al norte del país, el presidente de Chile, Gabriel Boric, dijo que van a “perseguir” al Tren de Aragua y que no van a permitir el desarrollo del crimen organizado.

Los expertos en la materia y denuncias en redes sociales evidencian que se han dado múltiples casos en los que son implementados los modus operandi de organizaciones criminales venezolanas y colombianas.

“La exportación de un modelo exitoso de extorsión y ahora se está haciendo en Chile”, país con la menor tasa de homicidios de la región, destacó Izquiel.

En 2019, la exministra de Servicios Penitenciarios y actual diputada del Parlamento venezolano Iris Varela dijo que jamás reconoció la figura de pranes como líderes.

“Jamás en mi vida he reconocido la existencia ni le he dado beligerancia a grupos criminales en ninguna parte. Aquí hay autoridades en los recintos, los que están dentro de las cárceles son privados de la libertad”, dijo en una entrevista.

Con información de VOA.

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