“Me dicen el dragtor”… Cómo es ser médico y drag queen en una Venezuela conservadora

Francisco Machado se viste de Drag Queen para vencer estigmas.

Debajo del maquillaje y la purpurina, un joven venezolano desafía prejuicios y levanta las banderas de la diversidad.

“Hago drag y soy doctor. Me dicen el Dragtor, dentro del mundo del drag. Así se presenta Francisco Machado Toro, médico de 27 años, egresado de la Universidad Central de Venezuela (UCV), en Caracas. Trabaja en un ambulatorio local, pero una vez por mes, cambia la bata y el estetoscopio por vestidos de lentejuelas y una peluca rubia.

“Imaginar a un médico, que se viste de mujer, porque le da vida a un personaje, es demasiado extraño; sin embargo, yo siempre he considerado que uno tiene que ser feliz y el hecho de ser felices es hacer lo que te gusta. Entendí que podía ser drag sin ningún estigma, sin ningún tipo de discriminación y aún sabiendo que podía suceder”, dice Machado a VOA.

Francisco Machado durante una concentración en apoyo a la comunidad Lgbt en Caracas

Su alter ego en los escenarios tiene un nombre y una causa inspirada en su historia personal. “Mi personaje se llama Vitiliga. Nace de mi padecimiento de vitiligo. Es un trastorno auto inmune de la piel. Cuando esto comenzó, me generaba muchas inseguridades: baja autoestima, preocupación por el hecho de la despigmentación de mi piel. ¿Qué podía pensar el resto de las personas? El mayor estigma o la mayor discriminación que uno puede tener es la que uno se hace uno mismo”, explica.

Defensa de los derechos Lgbt

Su activismo no termina cuando se apagan los reflectores. Al frente del programa Prisma, educa a otros en la defensa de los derechos de la comunidad Lgbt en Venezuela, un país donde el matrimonio igualitario está prohibido. Pero no solo eso, tampoco se reconoce la identidad de las personas trans: ni en la cédula, ni en los servicios de salud.

Imagínate una mujer trans que vaya a una sala de hospitalización y tenga que estar hospitalizada en sala de hombres y tenga que compartir el baño de hombres con todas las condiciones que tienen los hospitales y los centros de salud actualmente en nuestro país. ¡Cómo puede sentirse esa persona!”, lamenta Machado.

Por eso cree que su consultorio es otra tribuna para despertar conciencias.“Desde todos espacios podemos hacerle frente a la homofobia y a los estigmas sociales”, concluye.

Y esos estigmas contra los que se rebela continúan. Según la organización no gubernamental Somos, el año pasado se documentaron en Venezuela 22 casos de asesinatos contra la comunidad homosexual y trans.

Con información de VOA.

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