El esfuerzo para integrar a Suecia y Finlandia a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otan) permanece estancado porque el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, insiste en que su país ejercerá su autoridad de vetar una expansión de la alianza.
En comentarios públicos al respecto, Erdogan alega que al permitir que algunos grupos disidentes kurdos que se oponen a su Gobierno operen en Suecia, el Gobierno sueco está afectando la seguridad nacional de Turquía.
También expresó frustración con los embargos de armas impuestos a su Gobierno por países europeos por haber enviado armas a Siria en 2019.
Los dos países escandinavos, que mantuvieron su neutralidad por muchos años, solicitaron oficialmente unirse a la Otan en mayo, casi tres meses después de la invasión de Rusia a Ucrania. Aunque Suecia no tiene fronteras con Rusia, su vecino del este sí las tiene. Finlandia y Rusia comparten una frontera de casi 1.300 kilómetros.
Un problema para Biden
La disputa sobre la expansión de la Otan podría convertirse en un problema para el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, quien alentó a Suecia y Finlandia a ingresar, recibió a sus lideres en Washington y expresó públicamente sus expectativas en que ambos sería aprobados con rapidez.
Desde entonces, la Administración ha tratado de distanciarse de la discusión.
El martes, el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, dijo que Estados Unidos continuaría en consultas con sus aliados de la Otan, con el aliado Turquía y sus “socios Finlandia y Suecia“, que “pronto serán considerados aliados también”.
Sin embargo, agregó que “este, en definitiva, no es un asunto entre Estados Unidos y Turquía”, sino “un asunto entre esos tres países”.
Por otra parte, los expertos afirman que hablando prácticamente, no hay discusiones sobre la composición de la Otan que no incluyan a Estados Unidos, su mayor miembro.
Los grupos kurdos
Turquía lleva décadas enfrascada en conflictos con numerosos grupos kurdos que buscan su independencia o una región autónoma dentro de Turquía.
Uno de ellos, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán, conocido como PKK, es identificado como una organización terrorista por Estados Unidos, la Unión Europea (UE) y otros países. También existen otros grupos que promueven una soberanía para los kurdos, el mayor grupo étnico del mundo sin un estado propio.
Algunos de esos grupos se aliaron con Estados Unidos en la lucha contra el Estado Islámico en el norte de Siria. Las Unidades de Protección del Pueblo, o YPG, fueron muy efectivas en ese conflicto, pero Erdogan le tiene desconfianza por sus conexiones con los separatistas del PKK en Turquía.
Otro grupo, el PYD, es el brazo político de YPG y ha establecido relaciones con algunos Gobiernos occidentales, entre ellos Suecia.
Desde el punto de vista de Turquía, cualquier relación con al PKK convierte a otros grupos como el PYD en organizaciones terroristas.
El argumento de Erdogan
En un artículo publicado esta semana por The Economist, Erdogan describió a su país como un fuerte partidario de la Otan, señalando las muchas acciones que ha tomado para respaldar a la alianza en el pasado.
En la reacción de la Otan a la invasión de Rusia a Ucrania, la contribución de Turquía ha estado entre las primeras. Además de suministrar equipos militares y apoyo diplomático, el Gobierno de Erdogan bloqueó el paso de los barcos de guerra rusos entre el mar Mediterráneo y el mar Negro.
“Al igual que todos los aliados de la Otan aceptan la crucial importancia de Turquía a la alianza, es desafortunado que algunos miembros no reconozcan totalmente ciertas amenazas a nuestro país”, escribió Erdogan.
Agregó que “Turquía insiste en que la admisión de Suecia y Finlandia llega un riesgo para su seguridad y para el futuro de la organización.”
“Tenemos todo el derecho de esperar que esos países, que esperan que el segundo ejército de la Otan vaya en su defensa bajo el Artículo 5, impidan el reclutamiento, las recaudaciones de fondos y las actividades de propaganda del PKK, al que la UE y Estados Unidos consideran una entidad terrorista”, argumentó.
Extradiciones y embargos de armas
Erdogan incluso solicitó la extradición que Suecia extradite a “miembros de organizaciones” como paso necesario para que Turquía levante su veto de ingreso a la Otan.
Además, dijo que también deben levantarse los embargos de armas contra su país.
Aunque el embargo de armas impuesto por Suecia y otros países europeos después de la incursión de Turquía en Siria es el único mencionado directamente por Erdogan en su artículo, es posible que haya otros en su mente.
Cuando Turquía compró a Rusia sistemas de defensa aérea en 2019, Estados Unidos le bloqueó la adquisición de aviones F-35, los más avanzados del arsenal estadounidense. Más tarde, cuando Turquía solicitó la compra de más aviones F-16, el Congreso bloqueó la venta.
Aunque Turquía parece haber aceptado que los F-35 no estarán disponibles, un alivio con los F-16 podría suavizar la oposición de Erdogan a la entrada en la Otan de Suecia y Finlandia.
Algo a cambio
James F. Jeffrey, presidente del Programa del Oriente Medio del Wilson Center y exembajador de Estados Unidos en Irak y Turquía, dijo a la Voz de América que Turquía es “un jugador transaccional de política exterior”.
Según Jeffrey, Erdogan quiere un beneficio tangible para permitir que los dos países escandinavos se unan a la Otan, especialmente cuando su país considera que sus contribuciones a la alianza frecuentemente se ignoran.
“La evaluación de Turquía, con toda la razón … es que se le percibe, cuando más, como un medio miembro, tolerado, pero no muy querido, por el resto de la Otan, y tampoco por la comunidad de política exterior de Washington”, dijo Jeffrey.
Añadió que “es ridículo imponer un embargo de armas a un compañero de la Otan cuando le estás pidiendo que haga algo por ti”.
Política interna
Algunos expertos dicen que es imposible separar la postura de Erdogan con Suecia y Finlandia de la política interna de Turquía. Una elevada inflación está afectando a la economía turca y, por ende, a Erdogan en las encuestas.
“Esto es casi 90% sobre política interna”, dijo a la VOA Kemal Kirisci, de la Institución Brookings. “Erdogan está explotando al máximo cualquier oportunidad que le ayude a impulsar su popularidad” y el tema de Suecia y Finlandia le llega “en un momento perfecto”.
Kirisci opina que aunque Turquía tiene algunos argumentos legítimos, en especial sobre el tratamiento de Suecia a los grupos disidentes, es improbable que Erdogan obtenga grandes concesiones. Por eso, dice que su objetivo real es que le levanten los embargos de armas.
Esto le permitiría demostrar que “es capaz de enfrentarse a Occidente” y al mismo tiempo fortalece a los militares turcos, añadió Kirisci.