El Gobierno ruso considera que ahora mismo es “imposible” firmar un acuerdo de paz con Japón a la vista de la “postura hostil” de las autoridades japonesas, traducida en su adhesión a las sanciones contra Moscú por la guerra de Ucrania, que terminaron de descarrilar unas difíciles conversaciones para normalizar las relaciones y poner fin al estado de armisticio en el que intentan convivir ambos países desde que terminó la II Guerra Mundial.
Japón y la entonces Unión Soviética restablecieron relaciones diplomáticas en 1956 pero sus conversaciones para un acuerdo de paz llevan décadas atascadas por una disputa territorial sobre unas islas del Pacífico —las Kuriles del Sur para Rusia, los Territorios del Norte para Japón— tomadas por tropas soviéticas en 1945 y que Japón reclama como propias.
Tokio cimenta su reclamación en el Tratado Bilateral de Comercio y Fronteras que firmó con Moscú el 7 de febrero de 1855, mientras que el Kremlin se ampara en los tratados internacionales suscritos al término de la Segunda Guerra Mundial.
La disputa, que se convirtió en un problema insalvable para el acuerdo de paz, adquirió un cariz todavía más agrio el pasado mes de abril cuando Japón empleó por vez primera en casi 20 años el término “ocupación ilegal” para referirse al estatus de las islas.
Dada esta situación, el director del Tercer Departamento Asiático del Ministerio de Exteriores de Rusia, Nikolai Nozdrev, dio las negociaciones por suspendidas. “Ahora mismo parece bastante obvio que la discusión de un acuerdo con el Estado japonés, que ha cambiado a una postura abiertamente hostil y se permite amenazas directas contra nuestro país, se ha vuelto imposible“, aseveró.
Rusia certifica así la ruptura completa de las negociaciones que apuntó en marzo cuando, en represalia por la adhesión de Japón a las sanciones contra Moscú, suspendió el acuerdo bilateral que permitía a los ciudadanos japoneses visitar las islas sin visado y bloqueó la ampliación del estatus de Japón como socio de la Organización de Cooperación Económica del Mar Negro en el diálogo sectorial.