La reunión del presidente venezolano, Nicolás Maduro, con el ministro iraní de Petróleo es un movimiento natural a la alianza de sus gobiernos, mientras Caracas realiza apenas contactos “tácticos” para resucitar sus relaciones con Washington y procura nuevas maneras de cobrar sus exportaciones petroleras tras las sanciones internacionales a la banca rusa.
Es la opinión de dos especialistas en relaciones internacionales, consultados por la Voz de América sobre la visita oficial a Venezuela del ministro de Petróleo de Irán, Javad Owji, esta semana.
Un comunicado del Ministerio de Petróleo del gobierno de Maduro indicó que Owji viajó a Caracas para “continuar profundizando los mecanismos de cooperación bilateral” y seguir construyendo “rutas y mecanismos para superar las medidas coercitivas unilaterales” de Estados Unidos, como el chavismo llama a las sanciones económicas impuestas desde 2017 por Washington.
Poco se supo sobre su agenda en Venezuela. Lo recibió el ministro de Petróleo venezolano, Tareck El Aissami, hombre solicitado por la justicia estadounidense bajo cargos criminales y sancionado desde hace cinco años por Washington.
Maduro, quien se reunió con Owji, ha definido en los últimos años la relación con Irán como estratégica. El Gobierno iraní ha vendido gasolina y otros derivados de crudo a Venezuela, con énfasis en la transferencia de condensados para producir combustible en las refinerías del país suramericano.
El Aissami dijo en un video divulgado por redes sociales que era “un gusto” tener al funcionario iraní en Venezuela. Irán es, junto a Rusia y China, uno de los principales aliados comerciales y políticos del Gobierno de Maduro.
El presidente venezolano también se reunió con Owji, un encuentro que calificó como “productivo para profundizar los lazos de hermandad y cooperación en materia energética”, según publicó en su cuenta oficial de Twitter.
Lo llamó “país hermano”, asimismo, y garantizó su respaldo para lograr un “beneficio compartido y la complementariedad para nuestros pueblos”.
Urgencia venezolana
La visita de Owji ocurre dos meses después de la visita de una delegación de alto nivel del Gobierno de Estados Unidos a Caracas para reunirse con Maduro, en el Palacio de Miraflores. Juan González, asesor de Biden en materia de seguridad nacional, y el embajador James Story participaron en la cita, en marzo.
Agencias informativas reportaron que Estados Unidos debatía con Venezuela la posibilidad de reducir las sanciones económicas y reactivar el envío de petróleo a Norteamérica en medio del veto a los productos energéticos rusos.
The Economist publicó a finales de abril un reportaje donde informa de una futura reunión entre los gobiernos de Estados Unidos y Venezuela en Trinidad y Tobago, donde participaría la vicepresidenta de Maduro, Delcy Rodríguez.
Hubo fuertes críticas en Estados Unidos al viaje de la delegación de Biden a Venezuela, especialmente desde el partido republicano. La Casa Blanca descartó que se esté contemplando por ahora reactivar la cooperación petrolera.
Jonathan Benavides, politólogo y analista de política internacional especializado en geopolítica de Rusia, Europa Oriental y Medio Oriente, recuerda que Irán pone al servicio de Venezuela su experiencia de 43 años comercializando su petróleo en el mercado mundial a pesar de las sanciones estadounidenses.
Desde el ascenso al poder del líder izquierdista Hugo Chávez, en 1999, Venezuela dio “un cambio de timón” hacia la República Islámica de Irán dadas sus coincidencias de discurso antiestadounidense, acota.
“Estos acuerdos de cooperación petrolera van más allá. Son acuerdos de cooperación política entre Estados rivales de Estados Unidos”, apunta.
Venezuela ha tenido aún mayores problemas de caja luego de los embargos y sanciones de múltiples países contra Rusia, que puso desde 2019 su banca a la orden de Caracas para comercializar su petróleo a pesar de las sanciones.
“Las operaciones petroleras venezolanas se venían triangulando a través de la banca rusa desde el conflicto en Ucrania. Todas esas operaciones cesaron. Irán ha tenido que buscar vías alternas para comercializar su petróleo y es una experiencia que sirve a Venezuela para poder agilizar sus operaciones”, dice.
Benavides remarca cómo las exportaciones petroleras de Venezuela cayeron entre marzo y abril, es decir, un mes después de la invasión rusa a Ucrania, de 580.000 a 420.000 barriles por día (bpd).
“Venezuela no pudo coordinar cómo poder cobrar ese petróleo. Necesita ponerlo en circulación en el mercado” y ello explica la visita de Owji, opina.
Jugadas tácticas
Por su parte, Félix Gerardo Arellano, especialista en relaciones internacionales, afirma que Venezuela no siente que su relación inmediata con Estados Unidos evolucione a un estatus “fluido”.
“Se están haciendo encuentros tácticos y el tema de la energía pudiera ser el más relevante, pero Biden no está dispuesto a un cambio de estrategia que implique un desmonte de sanciones a cambio de nada. No lo va a permitir el Partido Republicano, ni el Congreso. Son jugadas tácticas”, manifiesta a la VOA.
El Palacio de Miraflores, sede del poder venezolano, está consciente de que no se está gestando una alianza “nueva” con Washington, que le brinde resultados inmediatos, opina. “Sigue jugando sus aliados tradicionales”, añade.
El especialista considera que Venezuela ha dado señales “contrarias” a Biden: libera algún preso político y se reúne con sus enviados, pero, por otra parte, promueve una reforma judicial que la oposición valora como inconstitucional.
De parte de Irán, dice Arellano, se nota pragmatismo. Si bien reafirma sus acuerdos con Maduro, se mantiene en un diálogo con Estados Unidos, con mediación de la Unión Europea, para reincorporarlo al acuerdo nuclear.
Los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad, más Alemania e Irán, discuten desde febrero cómo volver al Acuerdo Nuclear de 2015. Aquel pacto incluyó el compromiso de Teherán a no desarrollar armas atómicas.
El expresidente Donald Trump retiró a su nación de ese acuerdo de manera unilateral, en 2018. Irán demanda que Estados Unidos retire sus sanciones.
“Tanto en Irán como en Venezuela saben que no hay una nueva alianza con Estados Unidos. Son jugadas tácticas muy difíciles. La de Irán es mucho más compleja que la venezolana”, con Israel y los republicanos atentos, apunta.
Benavides, por su lado, explica que Estados Unidos desea preservar la estabilidad en los mercados petroleros mundiales y, por eso, sus contactos con Venezuela. “Creo que esas conversaciones (con Maduro) han avanzado bastante. Sí se está trabajando en un acuerdo” en materia energética, asegura.
Con información de VOA.