El presidente Nicolás Maduro transita en solitario en la carrera de las elecciones del máximo cargo político de Venezuela en 2024, mientras su popularidad pudiera repuntar moderadamente a pesar del deterioro de la calidad de vida y los servicios públicos, advierten analistas.
Los números de aprobación de la gestión de Maduro, a quien la oposición acusa de usurpar la presidencia desde 2019, rondan el 20% en tiempos recientes, según el director de la firma consultora Datanálisis, José Antonio Gil Yepes.
La semana pasada, el experto en opinión pública apuntó que las luchas de poder en los partidos que detractan de Maduro pueden terminar favoreciendo su eventual reelección dentro de dos años. Los llamó a modificar su agenda.
“La política está compitiendo igual que en el Pacto de Punto Fijo, un acuerdo de gobernabilidad en 1958 entre los principales partidos de Venezuela. Están las élites que compiten por una cuota de poder y no contra el verdadero enemigo, que es la pobreza”, criticó en el programa de radio Prohibido Olvidar.
Según Gil Yepes, el mandatario venezolano “pasará de los casi 20 puntos que tiene a 40” dentro de dos años si la oposición repite esa fórmula y persiste en lo que calificó como “una competencia de poder entre ellos mismos”.
Oswaldo Ramírez, consultor político y director de la firma ORC Consultores, pone pies de plomo a la opinión de que Maduro está mejorando en los sondeos. “No tenemos nada registrado del aumento de la popularidad de Maduro, menos faltando dos años para unas elecciones presidenciales”, dijo a la Voz de América.
“No hemos visto ninguna variación en los últimos cuatro meses en relación con la popularidad de Maduro. Ahora, no hemos medido intención de voto”, agregó.
Puntualiza que cerca de 50% de la población venezolana dice no estar alineada políticamente con las diferentes opciones y partidos de la actualidad. “Eso da una base de apoyo relativamente baja. No hemos visto grandes cambios en política que impliquen afectaciones dentro de dos años y medio”, subrayó.
Ramírez, asimismo, concluye que los comportamientos políticos de 2022 no marcarán “necesariamente” una votación que ocurrirá dentro de dos años.
Guaidó “se desinfló”
Leandro Rodríguez Linárez, politólogo venezolano, observa en la actual escena política “la ausencia de una oposición efectiva”, mientras el chavismo “vive de las reservas de una población cautiva a través de los mecanismos populistas”, como la asignación de bonos, beneficios sociales y salarios mediante el Estado.
La falta de competencia política ha sido clave para Maduro en los últimos tiempos, con inhabilitaciones a sus principales contendores y el desinflamiento de la principal figura opositora, dice. Se refiere a Juan Guaidó, a quien 50 gobiernos del mundo reconocen como presidente encargado de Venezuela.
Guaidó, exdirigente del partido Voluntad Popular (VP), superó los 60 puntos de aprobación positiva de su figura en los primeros meses de 2019, luego de jurar como mandatario interino del país y hacer votos por desalojar del poder a Maduro. Sus números, sin embargo, han venido en descenso desde entonces.
“Se desinfló y Maduro se encuentra solo en el ruedo político, no tiene contendores. No es que Maduro haya incrementado su popularidad, sino que es el único personaje activo en la política venezolana”, añade Rodríguez Linárez.
Guaidó sigue al frente de una figura política bautizada como Gobierno interino. Impulsa un acuerdo “de salvación nacional” que incluye negociaciones políticas con Maduro y el mejoramiento de las condiciones electorales para una votación “justa y transparente” para renovar la presidencia y la Asamblea Nacional.
La valoración negativa de Guaidó era de 88% y la de Maduro, 81%, según una encuesta de noviembre de 2020 de la firma Datincorp. Uno de los voceros del gobierno de Estados Unidos, el asesor presidencial Juan González, comentó hace un año que tanto Guaidó como Maduro estaban “mal en las encuestas”.
Sin adversario único
Nicolás Maduro se ha beneficiado políticamente de su permanencia en el poder, de su reciente reunión con voceros del gobierno de Estados Unidos y de una mejora prudente de la actividad comercial en el último año, subraya el politólogo y profesor universitario venezolano Jesús Castillo Molleda.
“La primera explicación de por qué la popularidad de Nicolás Maduro ha venido creciendo es que sus adversarios no terminan de unificar esfuerzos hacia una candidatura única”, comentó en conversación con la VOA.
Fuentes opositoras revelaron hace días que una comisión de al menos 10 partidos redacta un reglamento para votar el próximo año en elecciones primarias a su candidato unitario de cara a las presidenciales de 2024.
Castillo Molleda destaca que las figuras opositoras que han manifestado sus intenciones de lanzarse al ruedo presidencial “no son atractivas ni fuertes, no son alguien con quien la gente se emocione en cuanto al tema electoral”.
Maduro, insiste, se aprovecha de lo despoblada que está su competencia para “jugar a lo interno” y vender una sensación de mejora económica, mientras refuerza sus operativos anticorrupción dentro de su mismo gobierno.
Da por sentado que los números positivos de la oposición, hoy desperdigados entre varios nombres, se aglutinen y crezcan cuando reunifiquen sus fuerzas en torno a un solo nombre, lo que no está aún a la vuelta de la esquina.
“Así, es más fácil hacer mercadeo político, generar incentivos, hacer campañas electorales, concretar la comunicación para incentivar el voto. Este candidato debe ser un gran motivador del voto”, señala Castillo Molleda.
Los problemas que pudieran mantener a Maduro en números rojos de popularidad persisten, recuerda Rodríguez Linárez, por su parte.
“La eficiencia no es un punto fuerte del chavismo”, dice, resaltando los inconvenientes de los servicios de agua y electricidad, y el déficit de gasolina.
Tanto Maduro como su eventual adversario electoral deben convencer a los votantes de que pueden “impactar positivamente” en la calidad de vida y en “temas reales” de todos los venezolanos, más allá de la diatriba política, opina.
Maduro, mientras tanto, “avanza solo” en la carrera electoral, remarca. “Ha logrado pactar con ciertos sectores de una oposición dócil y sumisa”, afirma, en referencia a cómo fallos judiciales entregaron las directivas de partidos opositores, como Acción Democrática (AD), a líderes políticos alejados de Guaidó.
Esos acuerdos, considera, le garantizan “cierta paz política” entre 2022 y 2023.
Con información de VOA.