Presidente de Kazajistán ordenó “disparar a matar” contra manifestantes

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El presidente de Kazajistán autorizó este viernes a las fuerzas de seguridad a disparar a matar a los participantes en los disturbios, abriendo la puerta a una dramática escalada en la represión de las protestas antigubernamentales que se han vuelto violentas.

La nación centroasiática ha vivido esta semana sus peores protestas callejeras desde que se independizó de la Unión Soviética hace tres décadas, y decenas de personas han muerto en los disturbios. Las manifestaciones comenzaron por la casi duplicación de los precios de un tipo de combustible para vehículos, pero se extendieron rápidamente por todo el país, reflejando un descontento más amplio con el régimen autoritario, refirió The Associated Press. 

En un discurso televisado a la nación, el presidente Kassym-Jomart Tokayev utilizó una dura retórica, refiriéndose a los implicados en los disturbios como “terroristas”, “bandidos” y “militantes”, aunque no está claro cómo las protestas pacíficas cobraron fuerza y luego descendieron a la violencia. Hasta el momento no se ha presentado ningún líder.

También criticó los llamamientos de algunos países a dialogar con los manifestantes como “tonterías”. “¿Qué negociaciones se pueden mantener con criminales y asesinos?” preguntó Tokayev.

Al menos 26 civiles fallecidos

El viernes, el Ministerio del Interior de Kazajstán informó de que las fuerzas de seguridad habían matado a 26 manifestantes durante los disturbios, que se intensificaron considerablemente el miércoles. Otros 26 resultaron heridos y más de 3.800 personas han sido detenidas. Se informó de la muerte de un total de 18 agentes de las fuerzas del orden y más de 700 heridos.

Las cifras no han podido ser verificadas de forma independiente, y no está claro si pueden haber muerto más personas en los enfrentamientos, ya que las protestas se volvieron extremadamente violentas, con personas que asaltaron edificios gubernamentales y los incendiaron.

En medio de la creciente represión, el servicio de Internet se ha visto gravemente interrumpido y a veces bloqueado, y se han cerrado varios aeropuertos, entre ellos el de Almaty, la mayor ciudad del país, lo que dificulta la obtención de información sobre lo que ocurre dentro del país. El servicio de telefonía móvil también se ha visto gravemente interrumpido.

Tokayev también ha pedido ayuda a la alianza militar liderada por Rusia, la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, y las tropas comenzaron a llegar el jueves. Su participación es un indicio de la preocupación de los vecinos de Kazajstán, especialmente Rusia, por la posibilidad de que los disturbios se extiendan.

Regreso a la normalidad 

El viernes por la mañana se registraron más escaramuzas en Almaty. La agencia de noticias estatal rusa Tass informó de que el edificio ocupado por la sucursal kazaja de la emisora Mir, financiada por varios antiguos estados soviéticos, estaba en llamas.

Pero en otras partes del país la vida empezó a volver a la normalidad. Y el aeropuerto de Almaty, asaltado y tomado anteriormente por los manifestantes, volvió a estar bajo el control de las fuerzas del orden kazajas y de la OTSC, según declaró el viernes el portavoz del Ministerio de Defensa ruso, el general de división Igor Konashenkov. El aeropuerto permanecerá cerrado hasta la noche de este viernes, informó la cadena de televisión local Khabar 24, citando a los portavoces del aeropuerto.

Y horas antes de autorizar el uso de la fuerza letal contra los participantes en los disturbios, Tokayev indicó que se había restablecido cierta medida de calma, diciendo que “las autoridades locales tienen el control de la situación”.

Tokayev ha oscilado entre intentar apaciguar a los manifestantes -incluyendo la imposición de un tope de 180 días en el precio del combustible para vehículos y una moratoria en las subidas de las tarifas de los servicios públicos- y prometer medidas duras para sofocar los disturbios.

Ayuda militar 

Los temores de que una represión más amplia podría estar en el horizonte aumentaron después de que Tokayev pidiera ayuda a la alianza OTSC. Un total de 2.500 soldados han llegado hasta ahora, todos ellos a Almaty, informaron los medios de comunicación kazajos, citando a funcionarios del Ministerio de Asuntos Exteriores.

Los funcionarios kazajos han insistido en que las tropas de la alianza, que incluye a varias exrepúblicas soviéticas, no combatirán a los manifestantes, sino que se encargarán de vigilar las instituciones gubernamentales. No está claro si las tropas extranjeras desplegadas hasta ahora han participado en la represión de los disturbios.

En su discurso a la nación, Tokayev repitió sus acusaciones de que “actores extranjeros” junto con “medios de comunicación independientes” ayudaron a incitar los disturbios.

No ofreció ninguna prueba de esas afirmaciones, pero esa retórica ha sido utilizada a menudo por las antiguas naciones soviéticas, sobre todo Rusia y Bielorrusia, que intentaron reprimir las manifestaciones masivas contra el gobierno en los últimos años.

“Gran preocupación” 

Ursula von der Leyen, la presidenta de la Comisión Europea, dijo que seguía los acontecimientos con una “gran preocupación”, mientras que el presidente francés Emmanuel Macron hizo un llamamiento a la desescalada.

En Alemania, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Christofer Burger, dijo que los funcionarios estaban estudiando los informes sobre la orden de disparo de Tokayev. Desde el punto de vista de Alemania, “hay que decir muy claramente que el uso de la fuerza letal, de la munición real, contra civiles sólo puede ser un último recurso, especialmente si se despliegan fuerzas militares”.

Sin embargo, China pareció aumentar su apoyo al gobierno de Kazajstán. El presidente chino, Xi Jinping, expresó sus condolencias a Tokayev por los “disturbios a gran escala”, elogiándolo por haber “tomado con decisión medidas firmes en momentos críticos y haber calmado rápidamente la situación.”

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