Los residentes del estado Zulia, en el noroeste de Venezuela, se acostumbraron hace mucho tiempo a las oscuras aguas del lago Maracaibo, teñidas de negro por la contaminación del petróleo. Pero el empeoramiento de la contaminación ha cambiado el color del lago y lo ha cubierto de algas verdes.
El nitrógeno y el fósforo de las aguas residuales, la materia fecal humana y animal, así como los fertilizantes agrícolas que llegan de las granjas cercanas, se han unido al petróleo que se escapa de las tuberías oxidadas para contaminar el lago de 13.000 kilómetros cuadrados, dijeron biólogos y lugareños a Reuters.
La basura plástica, a menudo devorada por los animales, se acumula en su orilla.
“Hay mucha infraestructura deteriorada y las plantas de tratamiento (de aguas residuales) han sido lentamente desmanteladas por el crimen y ya no están operativas”, dijo a la agencia el biólogo Lenin Parra, profesor de gestión ambiental en la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV) en Maracaibo.
“Es extremo”
A medida que el aceite derramado se descompone, sus elementos más tóxicos se elevan al aire o se descomponen en sustancias que sirven como fertilizantes, avivando la propagación de las algas —principalmente lemna— junto con los productos químicos agrícolas y las heces, dijeron los biólogos.
Áreas enteras del lago Maracaibo, con fuerte presencia de plataformas petrolíferas, ahora están cubiertas de algas unicelulares, dijo Parra.
La lemna forma una alfombra verde que evita que la luz solar llegue a las plantas más profundas del lago y detiene la generación de oxígeno, que es vital para que la vida animal del lago sobreviva.
“Esto es extremo”, dijo a Reuters Alejandro Álvarez, biólogo y activista de la organización no gubernamental Clima21. “Es como vivir al lado de un baño. Nada bueno puede salir de eso“.
Una cornucopia de basura, arrastrada a la cuenca del lago desde 40 afluentes contaminados, ensucia más del 90% de la costa del lago, dijeron los biólogos.