El economista Luis Oliveros aseguró que el impacto del reciente aumento del precio de la gasolina subsidiada en Venezuela no está en el peso que tiene en el presupuesto de la gente, sino en el problema para conseguirla.
“Que 40 litros de gasolina valgan un dólar es prácticamente un regalo, sigue siendo la gasolina más barata del mundo; sin embargo, entre los otros componentes como hacer la cola, la incertidumbre, la corrupción que se genera, en ese sentido, Venezuela sí tiene la gasolina más cara del mundo”, dijo Oliveros.
Durante una entrevista para Banca y Negocios, Oliveros consideró necesario sincerar el precio de la gasolina subsidiada para desestimular la demanda y no incentivar la corrupción.
“Hay que explicarle al país cuánto le cuesta producir combustibles a PDVSA, producir gasolina y, en una primera etapa, empezar a cobrarla de acuerdo al costo de producción para que la empresa no pierda dinero”, explicó.
Asimismo, aseveró que el subsidio de la gasolina aumenta el déficit fiscal, por lo tanto, es inflacionario, “porque el gobierno lo financia con impresión de dinero del Banco Central de Venezuela (BCV), entonces el subsidio es inflacionario y este efecto sí les llega a todos los venezolanos por igual”.
Por otra parte, recordó que el parque refinador tenía una capacidad para procesar más de 1 millón de barriles, pero actualmente no tiene la capacidad para producir suficiente gasolina para abastecer el mercado.
“(…) No estás produciendo suficiente gasolina, pero la que estás produciendo la estás regalando en su mayoría. Es un modelo insostenible, si no puedes ajustar tu capacidad de refinación tienes que ajustar por el precio”, dijo.
Finalmente, Oliveros hizo referencia a las cifras de la Asociación Venezolana de Hidrocarburos, que reflejan que la demanda de combustible está entre 120.000 y 140.000 barriles, por lo que estimó que durante la flexibilización de noviembre y diciembre debería incrementar.