La juramentación de Pedro Castillo como presidente de Perú puede significar un panorama complejo, especialmente en la situación interna de la nación, afectada por la pandemia por el coronavirus.
Aunque Castillo cuenta con el apoyo de los sectores rurales y campesinos, quienes han ganado terreno en los comicios electorales, una de sus decisiones claves será la activación o eliminación del Grupo de Lima.
El reconocimiento por parte del gobierno de Estados Unidos (EE. UU.), puede suponer un factor clave para el fin de la instancia fundada en 2017, en medio de las protestas antigubernamentales en Venezuela.
En este sentido, el secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, pidió al nuevo mandatario peruano un “rol constructivo” en la situación de Venezuela y Cuba, refirió RT.
En caso de que Castillo decida eliminar el Grupo de Lima, el presidente estaría enviando una señal contra Estados Unidos, pero, en caso de que lo llegue a convocar, sería un golpe a la izquierda latinoamericana que tiene sus esperanzas puestas en él, sobre todo después de la derrota del correísmo en Ecuador.
El nuevo presidente de Perú ha demostrado ser pragmático, por lo que el mandatario podría priorizar los problemas internos y esperar a que avancen las propuestas en la región.
Esperanza en el diálogo
Durante su campaña, Castillo, lanzó varias referencias a Nicolás Maduro, para restar su peso en lo interno de su partido.
En el último tiempo, Perú ha afrontado la compleja situación de la migración venezolana y en lugar de enfrentar el problema, prefirió pedir a los connacionales el retorno a su país.
Pero para el fin del Grupo de Lima aún falta y puede que Castillo prefiera jugar sus cartas lentamente para evitar más conflictos en la región, mientras que espera que el diálogo entre el chavismo y la oposición marque un nuevo rumbo en la historia latinoamericana.