USA vigila dos buques de guerra de Irán que se dirigirían a Venezuela

El buque Makran. Archivo.

Las agencias de seguridad de Estados Unidos están siguiendo la trayectoria de dos buques de guerra iraníes cuyo destino final podría ser Venezuela, señalaron medios estadounidenses.

La publicación Político, que cita tres personas familiarizadas con el asunto que hablaron con la condición de no ser identificadas, indicó en su web que tanto la intención de Irán como la carga de los barcos es un misterio para Washington.

Según la versión, una de las embarcaciones que navega hacia el sur a lo largo de la costa este de África es el buque Makran, considerado el más grande fabricado en Irán y que cuenta con una plataforma para transportar hasta siete helicópteros. También se menciona una fragata.

Político agregó, citando a una de sus fuentes, que se informó a funcionarios del Gobierno del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, que recibir los buques sería un error. Se desconoce, sin embargo, la decisión de Caracas al respecto.

La presencia de los buques de guerra puede suponer un desafío a la autoridad de Estados Unidos en la región, apuntó el informe, y consideró que puede inflamar el debate en Washington en torno a la decisión de la Administración del presidente Joe Biden de reabrir las negociaciones con Teherán.

Negociaciones nucleares

El pasado martes se retomó en Viena la negociación para tratar de salvar el pacto nuclear de 2015, con la expectativa de que haya un acuerdo para que Teherán vuelva a cumplir sus compromisos y Estados Unidos se reincorpore.

Alemania, China, Francia, Reino Unido, Rusia e Irán, los países que permanecen en el pacto, tratan desde el pasado abril de cerrar un acuerdo en contactos coordinados por la Unión Europea.

Estados Unidos, que abandonó el acuerdo en 2018 durante el mandato del ahora expresidente Donald Trump, participa en los contactos de forma indirecta, a través de intermediarios.

En agosto del año pasado, bajo el Gobierno de Trump (2017-2021), EE.UU. confirmó la incautación de un cargamento de combustible perteneciente al Cuerpo de los Guardianes de la Revolución iraní (IRGC, en inglés) que tenía como destino Venezuela.

El decomiso hizo parte de las sanciones económica impuestas por Washington a Teherán y Caracas.

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