Canadá organizará el 17 de junio una conferencia internacional en solidaridad con los refugiados y migrantes venezolanos para responder a las necesidades de 5,6 millones de desplazados, cuya situación en muchos casos se ha agravado con la pandemia.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Canadá señaló este jueves que a la conferencia, organizada junto con la Oficina de la ONU para los Refugiados (ACNUR) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), asistirán representantes de Gobiernos donantes, la sociedad civil y el sector privado.
“Será una oportunidad para asegurar apoyo financiero y técnico adicional, concienciar sobre los principales desafíos e identificar acciones para mantener el enfoque en la crisis”, añadieron las autoridades canadienses.
La ministra de Desarrollo Internacional de Canadá, Karina Gould, declaró en un comunicado que “los países de la región siguen recibiendo de forma generosa a los venezolanos, pero su capacidad y recursos están al límite”.
“Es esencial que la comunidad internacional responda con una clara muestra de solidaridad para invertir en soluciones a largo plazo para los refugiados y migrantes, así como en las comunidades de acogida”, añadió Gould.
La pandemia “ha empeorado la situación”
Por su parte, el alto comisionado de la ONU para los refugiados, Filippo Grandi, explicó que “la covid-19 ha empeorado la situación ya desesperada de millones de refugiados y migrantes venezolanos en Latinoamérica y el Caribe”.
“Con esta conferencia internacional de donantes queremos enviar un fuerte mensaje de que el mundo se preocupa y los apoyará, así como a los generosos países de acogida, en el momento de más necesidad”, declaró el representante de la ONU.
La conferencia de junio será la segunda que la comunidad internacional celebra para responder a la crisis migratoria venezolana que es la segunda más importante del mundo en estos momentos.
La anterior, que fue organizada en mayo de 2020 de forma conjunta por España y la Unión Europea (UE), concluyó con compromisos por valor de 2.790 millones de dólares, incluidos 653 millones de dólares en ayudas.
Estas ayudas permitieron ofrecer asistencia alimentaria a 1,9 millones de personas así como atención sanitaria a 1,2 millones.